Para sentirnos tristes, tenemos que vivir experiencias dolorosas, frustrantes, desafortunadas, estresantes: la pérdida de un familiar, un divorcio, el desempleo, una grave enfermedad, la enemistad…. Pero para sentirnos deprimidos, no es necesario que se haya cruzado un hecho dramático, lamentable, hiriente. La depresión es resultado de la interacción de varios factores: genético, cambios neurobiológicos y ambientales. “La tristeza es una emoción básica que experimentamos por situaciones negativas: cuando muere un ser querido, no se cumplen las expectativas personales… Es como el miedo, la rabia, el asco", explica Luis Caballero, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría.
"En cambio, la depresión es una enfermedad, en el...