Todos, en algún que otro momento, hemos tenido conflictos, ya sea con nuestros amigos, pareja, hijos, compañeros de trabajo e incluso con nosotros mismos. Los conflictos surgen cuando no somos capaces de articular nuestra perspectiva con los puntos de vista ajenos y no estamos dispuestos a ceder, parapetándonos detrás de nuestras creencias, como si de una muralla se tratase.
De hecho, en realidad la causa más común de los conflictos no radica en la diferencia de criterios o motivaciones sino en la incapacidad para encontrar un punto en común, en la negación a ceder. Obviamente, estas posturas producen malentendidos, disgustos y peleas.
Sin embargo, los conflictos no son necesariamente negativos, podemos convertirlos en...