Lavandula
Usuario veterano
Buenas madrugadas, compañer@s foriles.
No sé cómo empezar. Aún estoy nerviosa. Tengo el vello de punta porque acaba de ocurrir una situación muy desagradable. Mi madre, ya acostumbrada a que pase este tipo de cosas, dice que exagero; pero la verdad es que ahora que vivo fuera de casa, puedo ver todo con otra perspectiva y me doy cuenta de que ciertas actitudes no son normales. Y también he aprendido a quererme. Es importante señalar eso.
En fin, hoy vengo a hablar de mi padre, un hombre que yo sé que no es malo, pero que ha hecho cosas que hace que a día de hoy le tenga miedo. Han sido demasiadas malas experiencias. No entraré en detalles, tan solo diré que fui una niña maltratada. Mi madre siempre le ha quitado importancia, diciendo que soy demasiado sensible, rencorosa, que me tomo todo a mal. Pero es que ella también ha contribuido a que mi padre me maltratara y ella también me maltrató y pienso que aún sigue haciéndolo, en cierto modo, solo que ya no soy una adolescente incapaz de marcar mis límites con asertividad. Entonces, el panorama está más controlado, tanto por parte de mi padre como por parte de mi madre. Antes, había explosiones por parte de ellos y por mi parte, por no saber comunicarme. Por gritar que me respetaran, por cabrearme.
Maltrato, sí, lo dije. Y me siento fatal por decirlo, por estar escribiendo todo esto. Es como si estuviera defraudándoles revelando ante todos vosotros que esa normalidad que hemos aparentado siempre en la calle es falsa. Pero, bueno, ¿sabéis que os digo? Que ya va siendo hora de llamar las cosas por su nombre y sí, fue maltrato, lo fue. Somos y siempre hemos sido una familia desestructurada dentro del infierno al que llamábamos casa. En la calle, pienso que parecimos normales, excepto para los vecinos de al lado, que escucharon durante una buena temporada, mis gritos cuando huía de mi padre persiguiéndome para pegarme con esa sonrisa rara... creo que sádica, psicótica tal vez.
Hasta hace tres años yo no fui del todo consciente de la gravedad del asunto, achacaba mis problemas psicológicos y emocionales a mis relaciones sentimentales y a otras personas que han pasado por mi vida. Prefería centrarme en el daño que me había hecho la gente de fuera y olvidarme del dolor que me causaban mis padres. Mi madre siempre me ha lavado el cerebro. No sé como explicarlo mejor... Me hacía creer que yo era la mala de la película, la dramática y extremadamente sensible, incapaz de aguantar los palos de la vida. La loca, la que malinterpretaba todo. No niego que yo lo hiciera mal, que seguro que la cagué en innumerables ocasiones. La diferencia está en que yo ni siquiera era adulta en la mayoría de ocasiones en las que sufrí ese maltrato por parte de mi padre.
Ahora incluso me valora, me dice cosas positivas y ya apenas sale su "lado malo". Tampoco explota como lo hacía cuando yo era adolescente. Creo que no lo hace ya porque está viejo y porque yo he aprendido a llevarlo: tan solo admite refuerzos positivos y ni hablemos de críticas constructivas, prefiero callarme si se equivoca o si hace algo mal, algo muy dificultoso si convives con él. Se deja la puerta de casa abierta y no puedes decirle que ha pasado eso, porque si lo haces, habrá movida ese día en casa. Igual no explota ese momento pero en su cabeza algo hace clic y ya está todo el día con el ceño fruncido y contestando borde, diciendo cosas que tan solo entiende él pero que se intuye claramente una mala intencionalidad por su parte.
Por otra parte, no sé si viene cabreado del trabajo y paga con la gente de confianza lo que le sucede, al mismo tiempo de que se guarda todo para él. Pero no es normal estar todo el día como con otra personalidad. En serio, es como que tengo dos padres y no me refiero a que tenga sus días malos como podemos tenerlos todo el mundo, es que hasta su opinión cambia. Yo por lo menos ya le noto sus personalidades muy diferenciadas, al menos dos. Un día es antiporros y otro día dice que se fumaría uno. Ahora es progresista pero en las siguientes elecciones será de derechas radical. Os pondría muchísimos ejemplos pero esto me daría para un libro.
Vamos, que pienso que tiene un trastorno de identidad disociativo. No soy psiquiatra. Lo sé. Pero son muchos, muchos años intentando comprender qué le ocurre. Y no son cambios del estado del ánimo únicamente, es que parece otra persona. Lo de hoy ha sido desagradable (había escrito horrible, porque en realidad fue horrible, ya que asocio a ese padre con todo el dolor que me causó). Un simple comentario que he hecho, insignificante, sobre que voy a comprarme una prenda de vestir, y he podido ver a mi otro padre. Se ha desquitado conmigo, ha desvariado, ha empezado a decirme cosas raras y ofensivas. Estaba totalmente enajenado, dentro de una normalidad falsa.
Desde ayer, que lo vi entrar por la puerta de casa, supe que ese no era mi padre, que era el otro, del que hay que protegerse. En fin, parece que la que desvaría soy yo escribiendo estas cosas. Ni siquiera sé por qué escribo esto. Puro desahogo, quizá. También quisiera saber si alguien ha pasado por algo así.
La solución es clara: ser consciente de lo que ocurre y no hablarle nada cuando vea "que no es él". También venir poco ayuda. Cada día me apetece menos estar con ellos. Sé que si leyeran esto se sentirían muy tristes. Prefieren no ver la realidad, guardar la mierda debajo de la alfombra, pero el montón de mierda es tan tan tan alto, que por mucho que quieran disimular, a los ojos de los demás, somos una familia extraña. Algo nos ocurre. Tan solo espero que esta situación no le salpique a mi pareja, a quien mantengo lo más alejado posible.
No sé cómo empezar. Aún estoy nerviosa. Tengo el vello de punta porque acaba de ocurrir una situación muy desagradable. Mi madre, ya acostumbrada a que pase este tipo de cosas, dice que exagero; pero la verdad es que ahora que vivo fuera de casa, puedo ver todo con otra perspectiva y me doy cuenta de que ciertas actitudes no son normales. Y también he aprendido a quererme. Es importante señalar eso.
En fin, hoy vengo a hablar de mi padre, un hombre que yo sé que no es malo, pero que ha hecho cosas que hace que a día de hoy le tenga miedo. Han sido demasiadas malas experiencias. No entraré en detalles, tan solo diré que fui una niña maltratada. Mi madre siempre le ha quitado importancia, diciendo que soy demasiado sensible, rencorosa, que me tomo todo a mal. Pero es que ella también ha contribuido a que mi padre me maltratara y ella también me maltrató y pienso que aún sigue haciéndolo, en cierto modo, solo que ya no soy una adolescente incapaz de marcar mis límites con asertividad. Entonces, el panorama está más controlado, tanto por parte de mi padre como por parte de mi madre. Antes, había explosiones por parte de ellos y por mi parte, por no saber comunicarme. Por gritar que me respetaran, por cabrearme.
Maltrato, sí, lo dije. Y me siento fatal por decirlo, por estar escribiendo todo esto. Es como si estuviera defraudándoles revelando ante todos vosotros que esa normalidad que hemos aparentado siempre en la calle es falsa. Pero, bueno, ¿sabéis que os digo? Que ya va siendo hora de llamar las cosas por su nombre y sí, fue maltrato, lo fue. Somos y siempre hemos sido una familia desestructurada dentro del infierno al que llamábamos casa. En la calle, pienso que parecimos normales, excepto para los vecinos de al lado, que escucharon durante una buena temporada, mis gritos cuando huía de mi padre persiguiéndome para pegarme con esa sonrisa rara... creo que sádica, psicótica tal vez.
Hasta hace tres años yo no fui del todo consciente de la gravedad del asunto, achacaba mis problemas psicológicos y emocionales a mis relaciones sentimentales y a otras personas que han pasado por mi vida. Prefería centrarme en el daño que me había hecho la gente de fuera y olvidarme del dolor que me causaban mis padres. Mi madre siempre me ha lavado el cerebro. No sé como explicarlo mejor... Me hacía creer que yo era la mala de la película, la dramática y extremadamente sensible, incapaz de aguantar los palos de la vida. La loca, la que malinterpretaba todo. No niego que yo lo hiciera mal, que seguro que la cagué en innumerables ocasiones. La diferencia está en que yo ni siquiera era adulta en la mayoría de ocasiones en las que sufrí ese maltrato por parte de mi padre.
Ahora incluso me valora, me dice cosas positivas y ya apenas sale su "lado malo". Tampoco explota como lo hacía cuando yo era adolescente. Creo que no lo hace ya porque está viejo y porque yo he aprendido a llevarlo: tan solo admite refuerzos positivos y ni hablemos de críticas constructivas, prefiero callarme si se equivoca o si hace algo mal, algo muy dificultoso si convives con él. Se deja la puerta de casa abierta y no puedes decirle que ha pasado eso, porque si lo haces, habrá movida ese día en casa. Igual no explota ese momento pero en su cabeza algo hace clic y ya está todo el día con el ceño fruncido y contestando borde, diciendo cosas que tan solo entiende él pero que se intuye claramente una mala intencionalidad por su parte.
Por otra parte, no sé si viene cabreado del trabajo y paga con la gente de confianza lo que le sucede, al mismo tiempo de que se guarda todo para él. Pero no es normal estar todo el día como con otra personalidad. En serio, es como que tengo dos padres y no me refiero a que tenga sus días malos como podemos tenerlos todo el mundo, es que hasta su opinión cambia. Yo por lo menos ya le noto sus personalidades muy diferenciadas, al menos dos. Un día es antiporros y otro día dice que se fumaría uno. Ahora es progresista pero en las siguientes elecciones será de derechas radical. Os pondría muchísimos ejemplos pero esto me daría para un libro.
Vamos, que pienso que tiene un trastorno de identidad disociativo. No soy psiquiatra. Lo sé. Pero son muchos, muchos años intentando comprender qué le ocurre. Y no son cambios del estado del ánimo únicamente, es que parece otra persona. Lo de hoy ha sido desagradable (había escrito horrible, porque en realidad fue horrible, ya que asocio a ese padre con todo el dolor que me causó). Un simple comentario que he hecho, insignificante, sobre que voy a comprarme una prenda de vestir, y he podido ver a mi otro padre. Se ha desquitado conmigo, ha desvariado, ha empezado a decirme cosas raras y ofensivas. Estaba totalmente enajenado, dentro de una normalidad falsa.
Desde ayer, que lo vi entrar por la puerta de casa, supe que ese no era mi padre, que era el otro, del que hay que protegerse. En fin, parece que la que desvaría soy yo escribiendo estas cosas. Ni siquiera sé por qué escribo esto. Puro desahogo, quizá. También quisiera saber si alguien ha pasado por algo así.
La solución es clara: ser consciente de lo que ocurre y no hablarle nada cuando vea "que no es él". También venir poco ayuda. Cada día me apetece menos estar con ellos. Sé que si leyeran esto se sentirían muy tristes. Prefieren no ver la realidad, guardar la mierda debajo de la alfombra, pero el montón de mierda es tan tan tan alto, que por mucho que quieran disimular, a los ojos de los demás, somos una familia extraña. Algo nos ocurre. Tan solo espero que esta situación no le salpique a mi pareja, a quien mantengo lo más alejado posible.
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