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Haber sido inconsciente

Por contraste, me vienen a la cabeza nuestras noches etílicas. Aquel pasado remoto en el que me creía relevante. Eran para mí ocasiones de un profundo recogimiento, nos tratábamos con exquisita delicadeza. Pero el alcohol te calentaba la elocuencia y, con ella, expresabas lo poco trascendente de tus sentimientos. Algo práctico, casi burdo. Se constataba que yo era para ti poco más o menos un cobijo. Techo y compañía. Quizás sustento. Recuerdo una arremolinada, vertiginosa y precipitada congoja que yo disimulaba yendo a mear. Sólo he vertido el llanto contigo sintiéndome una pieza de Ikea. Asesor y confidente. Con un sentimiento nimiamente correspondido se concitaba una creciente responsabilidad hacia tu persona en mí. De amarte con todas mis perversiones y pasión fue permeabilizando un amor maternal. Tú eras la indolente hija, yo la madre que lucha por sentirse orgullosa. Hacerte ver que te trata mejor la vida si tienes un oficio. Que hay que ir a dormir temprano y levantarse por la mañana. Ejercitarse. Comer bien. No permitir que te gobiernen los prejuicios. Que las personas no tienen que ser como nos gustaría y está bien que así sea. El problema es que a mí ya nadie me veía...

Tampoco sería tan terrible de no ser porque, por fin, me di cuenta de que yo fui ese mismo tipo de hijo para mi madre. Y también ella tuvo que remangar, dolorosamente, sus expectativas conmigo. ¡Qué poco galardón recibió de mí la madre mía! Y ahora tengo que vivir con eso. ¡Gracias, machismo!
 
Tengo una hermana que, sin ser la mayor, es primogénita. Cuando ella está cerca, todo se endulza, se amortiguan los estresores, se apastelan los colores para que descanse la vista. Ciertamente nuestra vida es apacible cuando ella está tomando parte, con su perspicacia, su forma de estar y de quitarse importancia. Es una persona sabia que ejerce sin estridencias y desde el desenfado. Diligente, capaz, implicada y artista. Si es la existencia un surtido Cuétara, ella es el bombón.

Desde que forma parte de mis pensamientos todo va a mejor. Y eso no es poca cosa, viniendo yo de fijar mis ojos contra los del abismo, de detener el tiempo en el reflejo, de pernoctar en los laberintos de Dante. En cada interacción ella suma, aporta, estimula, capacita. Como algo que manara de su ser, sin artificios, te ayuda a orientarte.

No pide nada pero nos recuerda que tenemos que prolongar la tensión, luchar mejor que cruzarnos de brazos, cambiar las cosas que no funcionan antes que acostumbrarnos a funcionar de forma anómala. La honraremos más con hechos que con palabras. Pero, para ser justos, al menos una vez hay que decir de forma explícita: qué bendita suerte es contar con Raquel.
 
Tengo una hermana que, sin ser la mayor, es primogénita. Cuando ella está cerca, todo se endulza, se amortiguan los estresores, se apastelan los colores para que descanse la vista. Ciertamente nuestra vida es apacible cuando ella está tomando parte, con su perspicacia, su forma de estar y de quitarse importancia. Es una persona sabia que ejerce sin estridencias y desde el desenfado. Diligente, capaz, implicada y artista. Si es la existencia un surtido Cuétara, ella es el bombón.

Desde que forma parte de mis pensamientos todo va a mejor. Y eso no es poca cosa, viniendo yo de fijar mis ojos contra los del abismo, de detener el tiempo en el reflejo, de pernoctar en los laberintos de Dante. En cada interacción ella suma, aporta, estimula, capacita. Como algo que manara de su ser, sin artificios, te ayuda a orientarte.

No pide nada pero nos recuerda que tenemos que prolongar la tensión, luchar mejor que cruzarnos de brazos, cambiar las cosas que no funcionan antes que acostumbrarnos a funcionar de forma anómala. La honraremos más con hechos que con palabras. Pero, para ser justos, al menos una vez hay que decir de forma explícita: qué bendita suerte es contar con Raquel.
Que bueno tener alguien así en tu vida. Cuidala también mucho
 
Ahora estarás durmiendo y querría yo bendecir tu sueño.

Eres, con tu talante, el peso que me mantiene firme y con fuerzas para luchar. Porque tan diferentes somos como parecida es nuestra lucha: por dentro. Porque tu mirada serena serena mi ansiedad, porque nuestras veladas de escaques son un bonito reto, porque, amigo, me haces bien. Porque mi vida es más bonita contigo dentro, porque se siente, balsámico, el afecto que te guardo, porque eres una gran persona. Necesito asegurarme de que lo sabes. Y de que sabes que puedes contar, para lo que sea, conmigo. Sencillamente, porque tú haces que las cosas sean más sencillas y mejores.

Así que te deseo un sueño reparador, que tus esfuerzos bien que lo merecen. Y si no es esto estrictamente cierto... ¡que se me seque la hierbabuena!
 
Ahora estarás durmiendo y querría yo bendecir tu sueño.

Eres, con tu talante, el peso que me mantiene firme y con fuerzas para luchar. Porque tan diferentes somos como parecida es nuestra lucha: por dentro. Porque tu mirada serena serena mi ansiedad, porque nuestras veladas de escaques son un bonito reto, porque, amigo, me haces bien. Porque mi vida es más bonita contigo dentro, porque se siente, balsámico, el afecto que te guardo, porque eres una gran persona. Necesito asegurarme de que lo sabes. Y de que sabes que puedes contar, para lo que sea, conmigo. Sencillamente, porque tú haces que las cosas sean más sencillas y mejores.

Así que te deseo un sueño reparador, que tus esfuerzos bien que lo merecen. Y si no es esto estrictamente cierto... ¡que se me seque la hierbabuena!
Qué bien escribes y piensas ☺️
 
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