Arkadievna
Usuario veterano
así le voy a decir a este sentimiento que me ha acechado por años y que hoy, en medio de la jornada del trabajo, me hace querer/necesitar llamarlo reto. Tiene que ser reto. No puede ser mandato, no por siempre Dios mío. Perdón por tanto, por no saber olvidar ni soltar aún cuando mi existencia es borrada por las personas que me empecino en recordar, en darles importancia en mi cabeza y mi maldito tiempo. Tiene que ser reto, no puede ser mandato por dios santo, han pasado años, tiene que haber una salida para dejar de seguir buscando en donde no hay nada hace mucho tiempo, hace muchas vidas. Tiene que ser reto que pensar en mi ex después de 7 años sea tomado como práctica de riesgo por mi psique con TLP y mi niña interior, esto no puede ser condena.
El impulso, se supone, el impulso que corroe sin una práctica de riesgo que me lastime para no sucumbir a heridas mayores...el impulso de confirmar que me olvida, que no existo, que no importo y que aún así, me importa saber qué dice, cómo le fue en el Baum... qué desespero darle tanta importancia a un fantasma para el que ni siquiera existo estando viva. Qué desespero sentir que saber compulsivamente de qué sucede con ella, aunque me rompa, es mi mayor ancla al suelo cuando las prácticas de riesgo quieren pasar al daño no sólo emocional sino también físico... supongo que después de tanto es mi cerebro tratando de darme una forma de catarsis para no lastimarme, aunque sea la menos trágica, la menos dramática, la menos mortífera. Quiero creer, déjenme creer que es un reto dejar de acudir a matarme mi mente y matar mi autoestima para neutralizar la pulsión de muerte que me ha acechado por años y que últimamente me acorrala con más fuerza.
El impulso, se supone, el impulso que corroe sin una práctica de riesgo que me lastime para no sucumbir a heridas mayores...el impulso de confirmar que me olvida, que no existo, que no importo y que aún así, me importa saber qué dice, cómo le fue en el Baum... qué desespero darle tanta importancia a un fantasma para el que ni siquiera existo estando viva. Qué desespero sentir que saber compulsivamente de qué sucede con ella, aunque me rompa, es mi mayor ancla al suelo cuando las prácticas de riesgo quieren pasar al daño no sólo emocional sino también físico... supongo que después de tanto es mi cerebro tratando de darme una forma de catarsis para no lastimarme, aunque sea la menos trágica, la menos dramática, la menos mortífera. Quiero creer, déjenme creer que es un reto dejar de acudir a matarme mi mente y matar mi autoestima para neutralizar la pulsión de muerte que me ha acechado por años y que últimamente me acorrala con más fuerza.