Hola, hoy me he animado a escribir un poco por aquí.
Estoy pasando por una etapa muy rara en la que empiezo a entender por qué me pasa lo que me pasa cuando "se me va la olla", qué tipo de pemsamientos lo detonan y cómo intentar frenarlo. Y en vez de sentir alivio o alegría al respecto, siento vértigo y temo que viene algo mucho peor. Saco conclusiones que quizá no son muy bonitas.
Soy una persona muy pragmática y muy mental, tengo que razonarlo todo, comprender profundamente, que lo que sucede tenga sentido para mí. Así que llevo desde que tengo uso de razón intentando averiguar qué me pasa (siempre he sentido que estoy rota y que no estoy preparada para vivir en este mundo) y qué hacer para solucionarlo.
Hasta ahora, cuando "se me giraba" y de repente ya no era yo, sino mi dolor el que hablaba y actuaba, era incapaz de controlarlo. A duras penas era capaz de ver después de la tormenta que aquello no era yo sino una respuesta a mi historia.
Hoy, sin embargo, ha sido la primera vez en mi vida que he conseguido controlarlo, gestionarlo, decirme "ahí viene, lo notas?", "esto solo es dolor por tu pasado, esta persona que tienes delante no tiene la culpa". Sin pensarlo, me he imaginado abrazada a una persona imaginaria que me quería muchísimo y que iba a estar ahí para siempre, como un novio ideal e infinito. Y he conseguido calmarme.
Creo que ha sido el resultado lógico de una semana en la que quería que los demás se "fueran a la mierda" pero esta vez no me apetecía pasar tiempo con mis "personas favoritas" como siempre, sino conmigo misma. Me sobraban los demás pero no yo misma. Una sensación completamente nueva, extrañísima: querer estar sola y no tener la ansiedad de querer tener al lado a alguien o hablar con alguien. Y lo que he descubierto de esa forma de vivir es que me convierte en una persona desagradable, poco empática, egocéntrica y en general antipática. Todo lo contrario a cuando estoy "normal": con el autoestima por los suelos, la necesidad de tener a alguien de confianza al lado.
Así que he llegado a la conclusión de que en el fondo soy una egoísta muy desagradable (algo que ya sabía), sobre todo cuando estoy "bien" (sin ansiedad). Porque claramente solo soy buena persona, empática y agradable cuando necesito de los demás debido a mi dependencia emocional.
No consigo sentirme una sola persona, unida, coherente, siempre veo a más de una yo que parece tener que elegir sobre las demás.
Parece que haga lo que haga estoy maldita...
Estoy pasando por una etapa muy rara en la que empiezo a entender por qué me pasa lo que me pasa cuando "se me va la olla", qué tipo de pemsamientos lo detonan y cómo intentar frenarlo. Y en vez de sentir alivio o alegría al respecto, siento vértigo y temo que viene algo mucho peor. Saco conclusiones que quizá no son muy bonitas.
Soy una persona muy pragmática y muy mental, tengo que razonarlo todo, comprender profundamente, que lo que sucede tenga sentido para mí. Así que llevo desde que tengo uso de razón intentando averiguar qué me pasa (siempre he sentido que estoy rota y que no estoy preparada para vivir en este mundo) y qué hacer para solucionarlo.
Hasta ahora, cuando "se me giraba" y de repente ya no era yo, sino mi dolor el que hablaba y actuaba, era incapaz de controlarlo. A duras penas era capaz de ver después de la tormenta que aquello no era yo sino una respuesta a mi historia.
Hoy, sin embargo, ha sido la primera vez en mi vida que he conseguido controlarlo, gestionarlo, decirme "ahí viene, lo notas?", "esto solo es dolor por tu pasado, esta persona que tienes delante no tiene la culpa". Sin pensarlo, me he imaginado abrazada a una persona imaginaria que me quería muchísimo y que iba a estar ahí para siempre, como un novio ideal e infinito. Y he conseguido calmarme.
Creo que ha sido el resultado lógico de una semana en la que quería que los demás se "fueran a la mierda" pero esta vez no me apetecía pasar tiempo con mis "personas favoritas" como siempre, sino conmigo misma. Me sobraban los demás pero no yo misma. Una sensación completamente nueva, extrañísima: querer estar sola y no tener la ansiedad de querer tener al lado a alguien o hablar con alguien. Y lo que he descubierto de esa forma de vivir es que me convierte en una persona desagradable, poco empática, egocéntrica y en general antipática. Todo lo contrario a cuando estoy "normal": con el autoestima por los suelos, la necesidad de tener a alguien de confianza al lado.
Así que he llegado a la conclusión de que en el fondo soy una egoísta muy desagradable (algo que ya sabía), sobre todo cuando estoy "bien" (sin ansiedad). Porque claramente solo soy buena persona, empática y agradable cuando necesito de los demás debido a mi dependencia emocional.
No consigo sentirme una sola persona, unida, coherente, siempre veo a más de una yo que parece tener que elegir sobre las demás.
Parece que haga lo que haga estoy maldita...