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Silenciar mi mente.

Duathor

Usuario veterano
No dejar que el pasado siga invadiendo mi día a día enviando sus recuerdos para que mi corazón los gestione. Encerrarlos y tirar la llave al mar para que el mañana me sirva para convencerme de que los he olvidado.

Sí... Silenciar mi cerebro, o al menos esa parte de mí que continúa buscando respuestas, mientras otro yo le dice que pierde el tiempo gastando una energía que no tiene en vano. Para nada.

Mi vida ha sido, en parte, una mentira. Así lo siento, porque mi parte racional sabe que si quiero desechar el pasado, es porque no quiero hacer míos esos recuerdos. No los quiero considerar como propios, porque no es justo, porque perdí mi niñez y mi adolescencia y porque a menudo siento que llevo tantos años viviendo en modo automático que no sé dónde se perdió la luz que me guiaba, la esperanza que me marcaba el camino, y la risa que ponía música a mis momentos más bonitos...

¿Acaso la felicidad me acompañó alguna vez? Hoy ni siquiera sé responder a esta pregunta.

Cerebro, cállate. Vete a dormir.
Duerme, como quieras, donde quieras, pero deja que reine el silencio. Deja que el mar se tranquilice y deje de llevar su furia a la costa. Deja que mis ojos se cierren, creyendo que con el nuevo amanecer la tormenta habrá terminado...

Monica Sánchez Encina.
 
No dejar que el pasado siga invadiendo mi día a día enviando sus recuerdos para que mi corazón los gestione. Encerrarlos y tirar la llave al mar para que el mañana me sirva para convencerme de que los he olvidado.

Sí... Silenciar mi cerebro, o al menos esa parte de mí que continúa buscando respuestas, mientras otro yo le dice que pierde el tiempo gastando una energía que no tiene en vano. Para nada.

Mi vida ha sido, en parte, una mentira. Así lo siento, porque mi parte racional sabe que si quiero desechar el pasado, es porque no quiero hacer míos esos recuerdos. No los quiero considerar como propios, porque no es justo, porque perdí mi niñez y mi adolescencia y porque a menudo siento que llevo tantos años viviendo en modo automático que no sé dónde se perdió la luz que me guiaba, la esperanza que me marcaba el camino, y la risa que ponía música a mis momentos más bonitos...

¿Acaso la felicidad me acompañó alguna vez? Hoy ni siquiera sé responder a esta pregunta.

Cerebro, cállate. Vete a dormir.
Duerme, como quieras, donde quieras, pero deja que reine el silencio. Deja que el mar se tranquilice y deje de llevar su furia a la costa. Deja que mis ojos se cierren, creyendo que con el nuevo amanecer la tormenta habrá terminado...

Monica Sánchez Encina.
Te expresas de una manera muy bonita. Me gusta como escribes y seguro que sacarlo de dentro y darle forma te ayudará a avanzar y poco a poco acabará la tormenta
 
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