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Reflexión Escritos: El reloj y el espejo.

Reflexión

Honkyycat

Usuario poco activo
La imagen me recuerda a una niña. Ella llegó corriendo a mi regazo diciendo “Tengo algo que contarte! Te lo dire, solo si prometes creer cada palabra que saldrá de mi boca”. Claro que le creería, hasta con los ojos vendados le creería, yo llevaba 26 años conociéndola y ni una sola vez me mintió. Su corazón era tierno, dulce, hasta cierto punto puro, hasta cierto punto digo porque conforme crecemos se corrompe cada vez más, pero las personas fuertes son las que tratan de mantenerlo lleno de aire con esperanza de una vida mejor a pesar de que la vida haya sido difícil. Los demás no la conocían, nada, la chica era muy amable, aunque callada y retraída, con dificultades para fraternizar, no le deseaba mal a nadie, ni siquiera a quienes alguna vez fueron malos con ella.

-Lo prometes?- asentí con la cabeza.

Ella con la luz más brillante en sus ojos y con toda la inocencia que representaba su tierna cara me contó lo siguiente:

Hace poco soñé con una persona! Una persona de la cual ya no recordaba, pero tarde o temprano yo siempre recuerdo quienes son amables conmigo. Era un chico, pero estaba escondido en las sombras, yo lo veía de reojo que a veces me espiaba..- dijo extrañada- pero se fue acercando!- ensanchó su gran sonrisa- entonces el otro chico que me molestaba y al cual yo le decía que me dejara en paz fue desapareciendo conforme mis sueños pasaban, y el otro chico se acercaba. Un día se me acercó directamente a mí para sonreírme, a mí y sólo a mí, ofreciéndose para llevarme a mi casa, otra vez vi su cara, resplandecía con una luz muy dorada, era como ver el sol. Yo no me pude oponer, parecía un caballero. Pero después de eso, él subió al camión y yo me perdí, me perdí en la calle y no lograba encontrarlo por ningún lado. Cada vez que despertaba le restaba importancia porque tenía muchísimo tiempo sin acordarme de él. Sin embargo volví a soñarlo, me dijo que le agradaba y yo a su vez le correspondí. Me tomó la mano y me puse un poco nerviosa, pero estaba feliz, sentía que podía protegerme, sin bien yo ya sabía hacerlo por mí misma, como toda una salvaje, lo sabes ,verdad?- y emitió una risilla infantil.

Pues cuando me volví a perder por Las alamedas, cerca del velatorio, alguien me perseguía, no sabía dónde huir, de pronto lo vi correr hacia mí, me tomó de la mano y me ayudó a subir una barda, y al pasar la barda había un cerro, y con la vejez de éste, sus piedras ya eran escalones naturales. Yo no entendía lo que sucedía, pero estaba vestida de blanco, y él igual. Me dijo que subiera, él ya estaba llegando a la cima, seguía sonriéndome. Empecé a subir y me di cuenta que estaba descalza, y a pesar de mi vestido blanco ligero, tenía mucho calor. Voltee a mi derecha y comencé a ver pequeñas casas donde estaba señoras barriendo pétalos rosas y amarillas que comenzaron a caer del cielo. El ambiente era totalmente mágico, el cielo era azul y a su vez rosa, llegué a la cima llena de pétalos. Al ultimo peldaño me dio la mano con fuerza “hace calor verdad? Vamos a refrescarnos los pies”, y yo divertida acepté porque tú me conoces bien, y sabes que disfruto de mojarme los pies en verano. En ese pequeñísimo lago había peces y en cuanto metimos los pies fue una sensación relajante llena de alegría. Otra vez tomó mis manos en medio de los dos, hizo un ovillo y me dijo “quiero compartir contigo mi vida” señaló detrás de él, había muchas personas, niños jugando, adolescentes platicando, adultos conviviendo y ancianos compartiendo experiencias. “Sí, lo haré” le dije, y entonces desperté con mucha alegría en mi pecho. En cuanto pude levantarme vine a contarte, quería que fueras la primera en saber.

-No perdiste el tiempo verdad? Y te has convertido en una hermosa y valiente mujer- comenté observándola. En cuanto ella había acabado su relato ya no era la niña que llegó a decirme que quería contarme algo. Teníamos la misma edad, estaba orgullosa de ella. Le puse el cabello largo a un lado de su oreja.

-Bueno, y qué piensas?- me preguntó con un entusiasmo que sólo ella solía tener. Y a pesar de sus ojos cansados que se fueron tornando así mientras me contaba todo no perdía el tiempo en rodeos sin sentido.

-Bueno- dije yo- creo que es un hermoso sueño, estuvimos juntas siempre, te conozco mejor que a nadie como ya lo mencionaste. Tus sueños siempre son mensajes, sabes qué debes hacer. La desición está en tus manos, y sobre todo, en tus palabras.

-No quiero lastimar a nadie como lo han hecho conmigo al tomar la desicion- exclamó con un suspiro dándome la espalda, su cabello a media espalda me hizo sonreír.

-No lo harás por lo mismo, aprendiste a no herir a los demás por cómo te han herido a tí… mira, mi cabello va por mis hombros, te gusta?

-Claro que me gusta!! Por eso juego con él siempre que vengo a verte, me parece que has dejado que crezca porque te has aceptado como la niña que una vez fuiste.

-Vaya, y yo que pensé que eras distraída- soltamos una carcajada mirando al frente y tomadas de la mano.

-No importa qué elijas, no importa si te hieren otra vez, no importa ya, porque sabe que yo nunca te dejaré sola, siempre he estado contigo pero hasta ahorita me dejaste salir.

-Te amo muchísimo- empezó a decirme de forma temblorosa. Traté de que mi sollozo pareciera otra carcajada.

-Pero qué dices, si nunca te dejaré. Yo quiero que disfrutes de la vida, como la que hemos imaginado desde que nuestra consciencia se desarrolló- limpié sus lágrimas con la mano.

-Se nos da fatal eso de los sentimientos, verdad?- rió con la cara mojada.

-Claro, pero nos esforzamos, por cierto que, yo también te amo- nos abrazamos por un largo rato, me susurro un “gracias” me besó en la mejilla para irse corriendo y desaparecer mientras se despedía con la mano, con su sonrisa que al final le salían lágrimas de alegría.
 
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