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El trastorno límite de la personalidad y las relaciones sexoafectivas.

  • Autor Autor Morph
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El Trastorno Límite de Personalidad y las relaciones afectivas​


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El amor sin sufrimiento es un lujo al alcance de muy pocos. El conflicto, la inseguridad, los celos o el desamor son lugares comunes y no indican patología alguna. Sin embargo, para una persona con Trastorno Límite de Personalidad(TLP) mantener una relación de pareja satisfactoria y estable es tan arduo y complicado como correr una maratón en tacones.

La persona con TLP presenta dos rasgos determinantes, impulsividad exacerbada y déficit de regulación emocional. Ambos rasgos impactan con fuerza en su capacidad para mantener relaciones íntimas satisfactorias y estables. Inicialmente, los problemas se suelen enmascarar en el enamoramiento, pueden ser interpretados por como signos de pasión exacerbada o desajustes propios del inicio de la relación. Posteriormente y de manera progresiva, los conflictos empeoran, dificultando el día a día y amenazando la viabilidad de la vida en pareja.

A continuación, se exponen algunas de las dificultades que acostumbra a confrontar la persona con TLP, y consecuentemente la otra parte, en las relaciones de pareja. No son síntomas con valor diagnóstico, son algunas de las manifestaciones que los psicoterapeutas encontramos en las relaciones de los pacientes. No se dan todos y de la misma forma en cada caso, cada individuo con o sin TLP es único y, por ende, lo es su relación de pareja.

La intensidad de la entrega.​

Románticas y pasionales, las personas con TLP son capaces de entregar toda su atención y afecto de manera inmediata. El enamoramiento acostumbra a ser brutal, y el otro lo percibe como algo especial. La estabilidad de ese afecto por el contrario es variable. En la dinámica de relación, el otro se siente querido intensamente en algunos momentos, especialmente al inicio, o rechazado y despreciado en otros, especialmente hacia el fin.

La dependencia y la huida.​

Las personas con TLP parecen regirse por aquel “ni contigo ni sin ti”. El afecto es inestable y se alterna entre la dependencia excesiva y la huida. Generalmente, el tipo de apego es inseguro y la dinámica de relación es codependiente. Sienten un intenso malestar ante la separación, en cierto sentido, viven con el temor a que el otro desaparezca, a ser abandonados. La mera ausencia de contacto puede generar estados ansiosos, y éstos tienden a ser compensados con conductas hostiles, adictivas o incluso autolesivas.

La escalada en el conflicto.​

La persona con TLP parece tener una resistencia inagotable ante el conflicto. Muchas veces el detonante es un detalle aparentemente irrelevante, que dispara una reacción hostil. Sin intencionalidad o motivos aparentes, el otro puede acabar siendo el saco de boxeo sobre el cual volcar su frustración. Durante el conflicto, el límite es el cielo. El argumento puede comenzar en “has llegado diez minutos tarde” y acabar en “me has destrozado la vida”. A pesar de la pérdida de energía, la persona con TLP puede revertir el estado y recuperar posteriormente una actitud positiva con relativa facilidad.

La polarización y maniqueísmo.​

La conducta interpersonal tiende a estar asociada a un déficit de regulación cognitiva. La emoción impacta sobre el pensamiento, Es decir, el funcionamiento cognitivo se ve alterado en situaciones de estrés en la relación con el otro, consecuentemente, el procesamiento de la información se torna sesgado y escindido. En estos momentos, la persona con TLP tiende a construir un mundo en términos dicotómicos, en blanco y negro, o buenos y malos. Estos papeles no son otorgados con racionalidad y tampoco se mantienen de manera estable en el tiempo. En lo afectivo se mueven entre extremos y, de manera involuntaria, tienden a idealizar o demonizan al otro, o la propia relación de pareja. Aman y odian a partes iguales.

La manipulación y el chantaje emocional.​

Frecuentemente, la persona con TLP parece contemplar al otro como un actor manipulable. No instrumentalizan las relaciones para conseguir sus fines de forma consciente, intencionada u organizada; más bien tienden conseguir la atención, el afecto o la conducta esperada del otro de una manera desadaptativa. En ocasiones es a través de la seducción o la propia entrega, en otras a partir de la victimización o el chantaje emocional.

La victimización.​

Las personas con TLP son expertas en lanzar balones fuera, es decir, tienden a explicar sus problemas o dificultades con base a factores externos. Básicamente, la culpa es de los otros o las circunstancias. Durante el conflicto, el otro es acusado de egoísmo, de carecer de empatía, de inteligencia emocional, etc. Incluso llegan a acusar de maltrato o abandono. Defienden sus argumentos con tenacidad y vehemencia, y especialmente en las etapas iniciales provocan confusión, malestar y culpa.

La percepción de incomprensión.​

“¡No me entiendes!” es el pan de cada día para el que convive con una persona con TLP. Se sienten incomprendidos, y en muchas ocasiones lo son. Ponerse en su piel es complicado; entender sus cambios de humor, sus miedos, sus inseguridades o la vehemencia en la defensa de sus posturas. En la relación de pareja, el resultado es el distanciamiento y la falta de comunicación.

La sensación de vacío.​

En el TLP los pacientes normalmente presentan una identidad muy frágil, que se altera o fragmenta en situaciones de estrés. Son personas con un autoconcepto cambiante y sesgado, y como resultado, una sensación de vacío persistente. En lo relacional, dicha sensación de vacío subyacería en la voracidad afectiva, la tendencia a la codependencia, la ansiedad ante la separación o la inestabilidad del afecto.

El boicot a la rutina.​

Paradójicamente, a pesar de anhelar relaciones satisfactorias y duraderas, a menudo parecen boicotear la estabilidad del afecto. Son personas con escasa tolerancia a la frustración y la cotidianidad, con sus molestias y sus pequeñas miserias, resulta un fardo muy pesado.

A menudo confunden deseos con necesidades, magnifican cualquier interferencia en la consecución de sus metas, son muy sensibles ante las inconveniencias cotidianas y tienden a desmotivarse y desistir ante la rutina. Las dificultades para regular sus emociones y la impulsividad estarían detrás del continuo cambio de actitudes, intereses e incluso metas vitales.

El autoengaño.​

El autoengaño funciona como una forma de proteger la propia identidad. Construyen una realidad sesgada en la que minimizan sus defectos y magnifican sus virtudes. Es común que las personas con TLP se autodenominen como altamente sensibles, vitales, pasionales, intuitivas, espontaneas, emocionales, melancólicas o inquietas. Así son percibidos al inicio, sin embargo, a medida que avanza la relación serán descubiertos como seres inestables, irascibles, impulsivos e inseguros.

Parte del autoengaño refiere la capacidad para proyectarse en un futuro en el que todo irá bien. En lo afectivo, tienden a idear relaciones románticas y pasionales, en las que no tienen cabida las dificultades pasadas. Por ello, son capaces de restablecer el afecto tras una reacción iracunda, y tras la ruptura, tienden a tropezar con la misma piedra.

No se trata de un trastorno egosintónico, el paciente no está conforme con su forma de ser y en algunos momentos se siente culpable. Sin embargo, para una persona con TLP resulta muy difícil aceptar que padece un trastorno, y la ausencia de conciencia adecuada del problema dificulta la búsqueda de soluciones.

David Martín Escudero


Fuente: https://mepsicologo.com/blog/tlp-relacion-pareja/
 
Yo era así. Pero yo siempre daba todo, dinero, tiempo, salud por la otra persona.
He aguantado hasta infidelidades porque en ese tiempo yo vivía y respiraba por la otra persona.
Pero desde hace 5 años tengo odio, mucho odio.
Las relaciones de amor me parecen asquerosas y el simple hecho de tener sexo me hace querer arrancarme la piel a tiras.
Por mí como si se muere todo el mundo.
Cuando vi la película "the purgue" se me pasaron por la cabeza muchas personas ...
 
Buenas a todas. El texto es brutal, bajo mi punto de vista. Ponerle palabras a todos esos escenarios, conductas, pensamientos de un paciente con TLP. En el texto ya se resalta que no todos somos iguales. Yo por ejemplo me identifico con todo lo que desmenuzan en el artículo.
De hecho he dejado a mi pareja para ser yo feliz. Es un desgaste tremendo el tener que estar con alguien que no sabes ni lo que sientes con ella.
Por otro lado, suelo tener conductas muy “radicales”, sin término medio. Conductas adictivas, con la cocaína y el sexo. Conductas de riesgo en el sexo, habiendo contraído dos veces la Sífilis, pero sigo sin utilizar protección, más allá de la del VIH.
Soy incapaz de mantener la más mínima rutina, tengo ataques de ira cuando entiendo que se están riendo de mí. Yo también sentía miedo al abandono, sin embargo he decidido no tener pareja estable, no quiero compartir mi espacio con otra persona. No sé si es otra de esas conductas extremistas, supongo que si.
A mi el TLP me ha marcado durante bien pequeñito, al parecer por falta de afecto.
Voy a terapia conductual, pero creo que sólo me sirve para contar lo que ya he hecho, por aquello de la impulsividad que sufrimos o mejor dicho, Sufro.
Bueno compas, me ha ayudado mucho el leeros, igual por “mal de muchos, consuelo de tontos”.
Salud
 
Para mí lo que falta en este tipo de textos es la segunda parte, es divulgar que desde hace muchos años (mucho antes que el 2018 que es la fecha del artículo) se sabe que el TLP es abordable y mejorable, pero ¿por qué se hace con tanta minucia la explicación de los síntomas y no la de su mejora? :triste:


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Totalmente de acuerdo, pero creo que hay que ir más allá. Aquí hay una, para mi, mala práctica al poner o intentar poner etiquetas a las enfermedades mentales. En Noruega por ejemplo, tratan los síntomas sin poner etiquetas, cosa que facilita el tratamiento, ya que no se mueven con parámetros cerrados o con límites, nunca mejor dicho. Porque si tienes algún síntoma que no se corresponde con un TLP te ponen otra etiqueta y te tratan dos enfermedades distintas, cuando lo que hay que tratar son los síntomas.
 
Así es!!!

Suelo recalcar mucho que el TLP no es más que una categoría diagnóstica que reúne una serie de síntomas (valorados también de cierta manera) que se ha establecido recogerla así, etiquetarla así ... porque en esta vida ¡todo hay que medirlo! si queremos hacer investigaciones.

Los síntomas son los que hay que trabajar y de hecho, según se vayan trabajando los síntomas ¡incluso puede variar nuestro diagnóstico!, porque cada uno puede tener síntomas que le resulta más fácil mejorar que otros.

Por eso cuando alguien escribe que quiere buscar un especialista en TLP te das cuenta de la poca información que tiene respecto a qué es este Trastorno y en este aspecto es mucho lo que se puede hacer desde este Foro.


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.... como un cajón desastre al que recurren demasiadas profesionales.

Lo fue, sin duda. Creo que ahora se va conociendo más del tema.

Ocurrió lo mismo con la Esquizofrenia. En los años 80 cualquier persona que tuviera un problema de conducta era esquizofrénico, hoy en día se han diferenciado los trastornos de conducta (diferenciando incluso el paranoide, esquizoide y esquizotípico) que son los que más se asemejan a los síntomas de la entonces llamada esquizofrenia.


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Creo que lo sigue siendo porque aquí se etiqueta y en función de la etiqueta se aplica un “protocolo”, como he leído en un artículo que decía que había que tratar la enfermedad, cosa que no estoy de acuerdo. Hay que tratar los síntomas, no todos tenemos los mismos síntomas y problemas que se desprenden. Yo por ejemplo, soy muy sociable y tengo “muchos” amigos de los de verdad. En cambio soy adicto a la cocaína y al sexo.
 
Creo que lo sigue siendo porque aquí se etiqueta y en función de la etiqueta se aplica un “protocolo”, como he leído en un artículo que decía que había que tratar la enfermedad, cosa que no estoy de acuerdo.

Yo es que no soy partidaria de creerse lo que aparezca en un articulo o al menos tener un mínimo conocimiento de a qué criterio y modelo puede estar respondiendo.

Si un artículo se basa en tratar la enfermedad, está claro que está basado en un criterio y modelo médico que se va a basar en suminisrar drogas, neurocirugía o cualquier otro recurso médico. En mi opinión para el TLP a día de hoy ha quedado completamente obsoleto.

Hay que tratar los síntomas, no todos tenemos los mismos síntomas y problemas que se desprenden. Yo por ejemplo, soy muy sociable y tengo “muchos” amigos de los de verdad. En cambio soy adicto a la cocaína y al sexo.

Tratar los síntomas de las personas, contemplar la persona como un universo al que le afectan factores ambientales, laborales o sociales es un criterio más propio de los modelos cognitivo-conductuales que se basan en cambiar conductas, en reaprender nuevos hábitos y más saludables, dejando atrás los dañinos.

Por eso te digo que si uno lee todo sin saber diferenciar ... pues se lía.



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Hola tengo 25 años y llevo 3 relaciones de noviazgo fracasadas , la primera se dio sin saber nunca el diagnostico, la segunda al poco tiempo de que me diagnosticaran y la tercera ya diagnosticada pero pensando que ya me encontraba en remisión y con poca introspección… acabo de terminar la tercera y me siento muy insegura de volver a conocer a alguien y de como reconocer si sera una buena pareja y no jugará conmigo como lo hizo mi ultima pareja . La pregunta es para quienes llevan mas de 3 años en sus relaciones: que tipo de caracteristicas debe tener la pareja ideal de un tlp para que nos funcione y como detectar a una mala persona que quiera aprovecharse de nosotros ?
 
Estaría muy bueno retrucar con un articulo que hable de las cualidades buenas que podemos llegar a adquirir una vez que logramos la estabilidad, sino siempre es todo malo. Y para palos, ya estamos nosotros mismos con nuestra voz interior negativa y altamente critica diciéndonos todo lo que hacemos mal. :(
 
Me sentí muy identificada, aunque con ‘’la victimización’’ suelo culpar pero es por que siempre trato de buscar el porque soy así, pero luego me siento culpable de culpar a los demás acerca de lo que me pasa, en general me he dado cuenta que siempre qué pasa algo por ejemplo, alguien se enojo conmigo, yo suelo sentir mucha culpa y creo que debo pedir disculpas por que me auto convenzo de que yo soy la culpable y es porque ellos no entienden qué pasa en mi cabeza cuando tomo ciertas actitudes.
 
Que ya me habian dicho que estaba en remisión pero olvide la parte de que esto era cronico😵😵🥹🥹
 
Que ya me habían dicho que estaba en remisión

¿Puedes decirnos quién te lo había dicho¿

pero olvide la parte de que esto era crónico

A ver crónico como tal ¡no es!, ten en cuenta que son unos síntomas que se tienen en una dimensión patológica, enfermiza, que nos hace daño (utiliza la palabra que mejor te parezca), pero esos síntomas son abordables en un trabajo personal y ¡por supuesto! que son mejorables.

Es como decir que la Obesidad es crónica ... puede ser crónica (porque no va a mejorar) si no haces cambios en tu estilo de vida: dieta, ejercicio y eliminar conductas aprendidas dañinas ... (comer para lidiar con la frustración, etc.).

Con nosotros ocurre parecido, siempre vamos a tender a que ciertos síntomas se nos disparen, pero con un trabajo personal aprenderemos a cambiar ciertas actitudes y a lidiar mejor con la frustración.

¿Llegaste a hacer algún tipo de psicoterapia? ¿durante cuánto tiempo?
 
Como logran tener pareja.. eso me sorprende, yo no se lo que siento por las personas, eso de cambiar en los estados de animo, de no saber si las quiero y luego las detesto, al final solo tengo relaciones esporadicas, sin fin.. no se tampoco si quiero una pareja o no.
hay momentos de soledad que me encantan y no necesito a nadie, no extraño a nadie y eso esta super bien, y luego me dan las crisis, donde te sientes lo peor del mundo, y te cuestionas y sientes que jamas nadie te va a querer. MI esposo casi 10 años termino la relacion por eso, ya no sabia como sobrellevarlo, ya han pasado tres años y ya no se que quiero, paso de un pensamiento a otro y a veces me siento incapaz de querer a nadie de esa forma.. Es el cambio de ideas lo que me agota, cual es la verdadera de todas las que te aparecen y sientes? cual es la que siento de verdad, no lo se, todas se sienten reales en algun punto
 
Yo me siento plenamente identificado con el artículo... Llevo treinta años de relación entre novios y casados y la relación siempre ha sido conflictiva y tóxica. He abierto los ojos a estas alturas y quiero estar sola, ser libre, no quiero vivir más en una relación con un maltratador psicológico. Afrontó con sería realidad lo que se me vendría encima ( se me viene ) con una separación y lógicamente estoy asustada, pero sé que soy muy fuerte, llevo mucho peso ya a las espaldas y soy una luchadora, llevo toda la vida luchando... sé que de una manera u otra saldré adelante
 

El Trastorno Límite de Personalidad y las relaciones afectivas​


Ver el archivo adjunto 27076


El amor sin sufrimiento es un lujo al alcance de muy pocos. El conflicto, la inseguridad, los celos o el desamor son lugares comunes y no indican patología alguna. Sin embargo, para una persona con Trastorno Límite de Personalidad(TLP) mantener una relación de pareja satisfactoria y estable es tan arduo y complicado como correr una maratón en tacones.

La persona con TLP presenta dos rasgos determinantes, impulsividad exacerbada y déficit de regulación emocional. Ambos rasgos impactan con fuerza en su capacidad para mantener relaciones íntimas satisfactorias y estables. Inicialmente, los problemas se suelen enmascarar en el enamoramiento, pueden ser interpretados por como signos de pasión exacerbada o desajustes propios del inicio de la relación. Posteriormente y de manera progresiva, los conflictos empeoran, dificultando el día a día y amenazando la viabilidad de la vida en pareja.

A continuación, se exponen algunas de las dificultades que acostumbra a confrontar la persona con TLP, y consecuentemente la otra parte, en las relaciones de pareja. No son síntomas con valor diagnóstico, son algunas de las manifestaciones que los psicoterapeutas encontramos en las relaciones de los pacientes. No se dan todos y de la misma forma en cada caso, cada individuo con o sin TLP es único y, por ende, lo es su relación de pareja.

La intensidad de la entrega.​

Románticas y pasionales, las personas con TLP son capaces de entregar toda su atención y afecto de manera inmediata. El enamoramiento acostumbra a ser brutal, y el otro lo percibe como algo especial. La estabilidad de ese afecto por el contrario es variable. En la dinámica de relación, el otro se siente querido intensamente en algunos momentos, especialmente al inicio, o rechazado y despreciado en otros, especialmente hacia el fin.

La dependencia y la huida.​

Las personas con TLP parecen regirse por aquel “ni contigo ni sin ti”. El afecto es inestable y se alterna entre la dependencia excesiva y la huida. Generalmente, el tipo de apego es inseguro y la dinámica de relación es codependiente. Sienten un intenso malestar ante la separación, en cierto sentido, viven con el temor a que el otro desaparezca, a ser abandonados. La mera ausencia de contacto puede generar estados ansiosos, y éstos tienden a ser compensados con conductas hostiles, adictivas o incluso autolesivas.

La escalada en el conflicto.​

La persona con TLP parece tener una resistencia inagotable ante el conflicto. Muchas veces el detonante es un detalle aparentemente irrelevante, que dispara una reacción hostil. Sin intencionalidad o motivos aparentes, el otro puede acabar siendo el saco de boxeo sobre el cual volcar su frustración. Durante el conflicto, el límite es el cielo. El argumento puede comenzar en “has llegado diez minutos tarde” y acabar en “me has destrozado la vida”. A pesar de la pérdida de energía, la persona con TLP puede revertir el estado y recuperar posteriormente una actitud positiva con relativa facilidad.

La polarización y maniqueísmo.​

La conducta interpersonal tiende a estar asociada a un déficit de regulación cognitiva. La emoción impacta sobre el pensamiento, Es decir, el funcionamiento cognitivo se ve alterado en situaciones de estrés en la relación con el otro, consecuentemente, el procesamiento de la información se torna sesgado y escindido. En estos momentos, la persona con TLP tiende a construir un mundo en términos dicotómicos, en blanco y negro, o buenos y malos. Estos papeles no son otorgados con racionalidad y tampoco se mantienen de manera estable en el tiempo. En lo afectivo se mueven entre extremos y, de manera involuntaria, tienden a idealizar o demonizan al otro, o la propia relación de pareja. Aman y odian a partes iguales.

La manipulación y el chantaje emocional.​

Frecuentemente, la persona con TLP parece contemplar al otro como un actor manipulable. No instrumentalizan las relaciones para conseguir sus fines de forma consciente, intencionada u organizada; más bien tienden conseguir la atención, el afecto o la conducta esperada del otro de una manera desadaptativa. En ocasiones es a través de la seducción o la propia entrega, en otras a partir de la victimización o el chantaje emocional.

La victimización.​

Las personas con TLP son expertas en lanzar balones fuera, es decir, tienden a explicar sus problemas o dificultades con base a factores externos. Básicamente, la culpa es de los otros o las circunstancias. Durante el conflicto, el otro es acusado de egoísmo, de carecer de empatía, de inteligencia emocional, etc. Incluso llegan a acusar de maltrato o abandono. Defienden sus argumentos con tenacidad y vehemencia, y especialmente en las etapas iniciales provocan confusión, malestar y culpa.

La percepción de incomprensión.​

“¡No me entiendes!” es el pan de cada día para el que convive con una persona con TLP. Se sienten incomprendidos, y en muchas ocasiones lo son. Ponerse en su piel es complicado; entender sus cambios de humor, sus miedos, sus inseguridades o la vehemencia en la defensa de sus posturas. En la relación de pareja, el resultado es el distanciamiento y la falta de comunicación.

La sensación de vacío.​

En el TLP los pacientes normalmente presentan una identidad muy frágil, que se altera o fragmenta en situaciones de estrés. Son personas con un autoconcepto cambiante y sesgado, y como resultado, una sensación de vacío persistente. En lo relacional, dicha sensación de vacío subyacería en la voracidad afectiva, la tendencia a la codependencia, la ansiedad ante la separación o la inestabilidad del afecto.

El boicot a la rutina.​

Paradójicamente, a pesar de anhelar relaciones satisfactorias y duraderas, a menudo parecen boicotear la estabilidad del afecto. Son personas con escasa tolerancia a la frustración y la cotidianidad, con sus molestias y sus pequeñas miserias, resulta un fardo muy pesado.

A menudo confunden deseos con necesidades, magnifican cualquier interferencia en la consecución de sus metas, son muy sensibles ante las inconveniencias cotidianas y tienden a desmotivarse y desistir ante la rutina. Las dificultades para regular sus emociones y la impulsividad estarían detrás del continuo cambio de actitudes, intereses e incluso metas vitales.

El autoengaño.​

El autoengaño funciona como una forma de proteger la propia identidad. Construyen una realidad sesgada en la que minimizan sus defectos y magnifican sus virtudes. Es común que las personas con TLP se autodenominen como altamente sensibles, vitales, pasionales, intuitivas, espontaneas, emocionales, melancólicas o inquietas. Así son percibidos al inicio, sin embargo, a medida que avanza la relación serán descubiertos como seres inestables, irascibles, impulsivos e inseguros.

Parte del autoengaño refiere la capacidad para proyectarse en un futuro en el que todo irá bien. En lo afectivo, tienden a idear relaciones románticas y pasionales, en las que no tienen cabida las dificultades pasadas. Por ello, son capaces de restablecer el afecto tras una reacción iracunda, y tras la ruptura, tienden a tropezar con la misma piedra.

No se trata de un trastorno egosintónico, el paciente no está conforme con su forma de ser y en algunos momentos se siente culpable. Sin embargo, para una persona con TLP resulta muy difícil aceptar que padece un trastorno, y la ausencia de conciencia adecuada del problema dificulta la búsqueda de soluciones.

David Martín Escudero


Fuente: https://mepsicologo.com/blog/tlp-relacion-pareja/
Yo soy la pareja de la persona que tiene TLP le quiero muchísimo y ya llevamos dos años estas semanas se han vuelto muy duras para él y para mi también me gustaría entenderlo mucho más y si poder ayudarlo , pero nose como hacerlo lleva unas semanas con el sentimiento de vacío que mencionasteis y me gustaría saber si yo podría ayudarle a que se sintiera como al principio porque de verdad lleva unas semanas muy malas y me gustarais ayudarlo y que vuelva a sentirse como antes
 
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