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EL TLP Y EL MUNDO LABORAL
Plantearnos las posibilidades de los TLP de acceder al mundo laboral significa tener en cuenta diferentes variables: el contexto social y económico de nuestro país y las características propias del trastorno límite en el entorno laboral.
A nivel social nos referimos a la valoración y las actitudes que la sociedad en su conjunto tiene respecto a la enfermedad mental. Hoy por hoy sigue existiendo mucha ignorancia y tabúes sobre el enfermo mental. La estigmatización y discriminación que pesa sobre los afectados dificulta su integración sociolaboral, en la medida en que el éxito de ésta depende no sólo la voluntad del afectado para ser acogido sino también la voluntad de la sociedad para acogerlo.
A nivel económico y en nuestro país, destacamos dos aspectos: la precariedad laboral que afecta a todos los colectivos y especialmente a aquellos más desfavorecidos: mujeres, personas con menor formación, colectivos con algún tipo de minusvalía psíquica o física y aquellos en situación de exclusión social y la existencia de políticas económicas restrictivas en el ámbito de la salud mental que se ha traducido en un desarrollo escaso, errático y desigual de la red de servicios comunitarios de integración y rehabilitación social
En relación al segundo punto las personas que tienen un trastorno límite de la personalidad son en general inteligentes, potencialmente capaces de ejercitar una tarea responsable, a menudo con ganas de trabajar o estudiar, pero con una gran inestabilidad emocional que les impide mantener la constancia personal necesaria para poder desenvolverse con éxito en el mundo laboral.
Algunos de los problemas más frecuentes que experimentan los TLP en el ámbito laboral son:
- Dificultades de adaptabilidad al ambiente laboral, reflejado sobre todo en problemas de relaciones con compañeros y superiores debido a malos entendidos o impulsividad, ansiedad por un exceso de perfeccionismo, baja tolerancia a la percepción de éxito o de fracaso, ansiedad por hiper-responsabilidad o sentimientos de no ser capaz de mantener el empleo, dificultades para tomar decisiones, priorizar tareas, etc.
- Falta de estabilidad y equilibrio en sus rendimientos: pueden quemarse muy rápido haciendo más de lo que les corresponde o dejan de cumplir, incluso normas básicas.
- Al cabo de un tiempo se pueden sentir injustamente tratados, poco valorados y reaccionar desproporcionadamente al menor incidente.
Sin embargo también tienen aspectos positivos y potencialidades que conviene destacar:
- Son personas inteligentes y con una gran intuición que les permite adelantarse muchas veces a lo que otras personas piensan y sienten.
- Son creativos e imaginativos y poseen habilidades artísticas: arte, escritura, teatro etc.
- A su manera pueden estar muy motivados y son ambiciosos en sus metas. Les gusta hacer las cosas bien.
- Pueden ser grandes comunicadores y manifestar una buena interacción social
En general el lugar de trabajo les enfrenta directamente con sus limitaciones, les exige una tolerancia y una estabilidad que no tienen, y una capacidad de autocontrol que aún es precaria.
Es frecuente que mantengan "el tipo" durante la búsqueda del trabajo, y también que funcionen durante las primeras semanas en su empleo, pero a medida que pasan las semanas aparecen los primeros roces y a partir de ese momento se va desencadenando todo lo demás.
Muchos TLP's cambian por ello a menudo de trabajo, siendo eso un impedimento para consolidar un currículo coherente y adquirir experiencia y categoría profesional. Pocos de ellos consiguen mantenerse en un empleo de responsabilidad y bien remunerado, sobretodo cuando el inicio de su trastorno les impidió acceder a una buena formación.
Y ahí es donde nos encontramos con la disyuntiva siguiente: no se trata de personas intelectualmente incapaces, pero la mayoría de ellos no pueden trabajar de forma continuada en una empresa "normal".
La inserción laboral de las personas con TLP es posible siempre y cuando se realice un esfuerzo adicional y se superen una serie de deficiencias y barreras:
Hay diferentes vías para favorecer la rehabilitación laboral del TLP:
1. La creación de dispositivos de inserción laboral -tal y como están contemplados en la Ley General de Sanidad 14/1986- que sean flexibles y específicos, es decir, adaptados a las situaciones y necesidades de cada TLP y la inclusión del "insertor laboral", especializado y formado en la problemática del TLP, en los equipos interdisciplinares que intervienen a nivel psicológico, psiquiátrico y social.
Es necesario además que dicha rehabilitación esté basada en un conocimiento amplio del trastorno, que se entienda como un proceso dinámico y que tenga como objetivo desplazar al TLP del rol de "enfermo" hacia un rol "normalizado".Hay que informar ampliamente tanto al paciente como a la familia de qué aspectos hay que tener en cuenta en su caso basándose en la elaboración de una especie de "perfil laboral" exhaustivo.
2. Desarrollar políticas económicas que favorezcan la creación de las empresas solidarias que generen iniciativas de empleo para enfermos mentales con trastornos de personalidad.
3. Implantar campañas informativas que ayuden a reducir tabúes y prejuicios que pesan sobre la enfermedad mental crónica. El objetivo es que llegue a ser vista bajo la óptica de la "diferencia" en un mundo en el que todos lo somos, lo cual permitiría valorar qué competencias y habilidades posee la persona y cómo ponerlas al servicio de la sociedad.
4. Legalmente la persona con TLP puede obtener el certificado de discapacidad y acogerse a las medidas de contratación de minusválidos en las empresas ordinarias.
RESUMEN DE DATOS ESTADÍSTICOS ELABORADO EN ACAI-TLP
Periodo 2000 - abril 2003
La Fundación, sobre una muestra de 119, ha recogido los siguiente datos sobre el perfil del TLP que ha acudido a sus servicios:
Plantearnos las posibilidades de los TLP de acceder al mundo laboral significa tener en cuenta diferentes variables: el contexto social y económico de nuestro país y las características propias del trastorno límite en el entorno laboral.
A nivel social nos referimos a la valoración y las actitudes que la sociedad en su conjunto tiene respecto a la enfermedad mental. Hoy por hoy sigue existiendo mucha ignorancia y tabúes sobre el enfermo mental. La estigmatización y discriminación que pesa sobre los afectados dificulta su integración sociolaboral, en la medida en que el éxito de ésta depende no sólo la voluntad del afectado para ser acogido sino también la voluntad de la sociedad para acogerlo.
A nivel económico y en nuestro país, destacamos dos aspectos: la precariedad laboral que afecta a todos los colectivos y especialmente a aquellos más desfavorecidos: mujeres, personas con menor formación, colectivos con algún tipo de minusvalía psíquica o física y aquellos en situación de exclusión social y la existencia de políticas económicas restrictivas en el ámbito de la salud mental que se ha traducido en un desarrollo escaso, errático y desigual de la red de servicios comunitarios de integración y rehabilitación social
En relación al segundo punto las personas que tienen un trastorno límite de la personalidad son en general inteligentes, potencialmente capaces de ejercitar una tarea responsable, a menudo con ganas de trabajar o estudiar, pero con una gran inestabilidad emocional que les impide mantener la constancia personal necesaria para poder desenvolverse con éxito en el mundo laboral.
Algunos de los problemas más frecuentes que experimentan los TLP en el ámbito laboral son:
- Dificultades de adaptabilidad al ambiente laboral, reflejado sobre todo en problemas de relaciones con compañeros y superiores debido a malos entendidos o impulsividad, ansiedad por un exceso de perfeccionismo, baja tolerancia a la percepción de éxito o de fracaso, ansiedad por hiper-responsabilidad o sentimientos de no ser capaz de mantener el empleo, dificultades para tomar decisiones, priorizar tareas, etc.
- Falta de estabilidad y equilibrio en sus rendimientos: pueden quemarse muy rápido haciendo más de lo que les corresponde o dejan de cumplir, incluso normas básicas.
- Al cabo de un tiempo se pueden sentir injustamente tratados, poco valorados y reaccionar desproporcionadamente al menor incidente.
Sin embargo también tienen aspectos positivos y potencialidades que conviene destacar:
- Son personas inteligentes y con una gran intuición que les permite adelantarse muchas veces a lo que otras personas piensan y sienten.
- Son creativos e imaginativos y poseen habilidades artísticas: arte, escritura, teatro etc.
- A su manera pueden estar muy motivados y son ambiciosos en sus metas. Les gusta hacer las cosas bien.
- Pueden ser grandes comunicadores y manifestar una buena interacción social
En general el lugar de trabajo les enfrenta directamente con sus limitaciones, les exige una tolerancia y una estabilidad que no tienen, y una capacidad de autocontrol que aún es precaria.
Es frecuente que mantengan "el tipo" durante la búsqueda del trabajo, y también que funcionen durante las primeras semanas en su empleo, pero a medida que pasan las semanas aparecen los primeros roces y a partir de ese momento se va desencadenando todo lo demás.
Muchos TLP's cambian por ello a menudo de trabajo, siendo eso un impedimento para consolidar un currículo coherente y adquirir experiencia y categoría profesional. Pocos de ellos consiguen mantenerse en un empleo de responsabilidad y bien remunerado, sobretodo cuando el inicio de su trastorno les impidió acceder a una buena formación.
Y ahí es donde nos encontramos con la disyuntiva siguiente: no se trata de personas intelectualmente incapaces, pero la mayoría de ellos no pueden trabajar de forma continuada en una empresa "normal".
La inserción laboral de las personas con TLP es posible siempre y cuando se realice un esfuerzo adicional y se superen una serie de deficiencias y barreras:
- La infraestructura existente en nuestro país respecto a rehabilitación psicosocial en general, que aunque ha mejorado mucho respecto a su punto de partida, en general es precaria e insuficiente.
- Por otra parte los intentos de incluir a pacientes TLP en medidas o dispositivos de ayuda a la reinserción laboral no han dado buenos resultados porque están más bien pensadas para personas con disminuciones de tipo físico, intelectual o trastornos psicóticos graves. Los TLP no se adaptan a estos grupos porque se sienten fuera de lugar y pueden aparecer conflictos interpersonales debido a la superioridad del TLP en muchos aspectos.
- La existencia de los prejuicios sociales y la ignorancia respecto a la enfermedad mental en general que hace que el enfermo mental crónico sea visto bajo el prisma de la "anormalidad" que hace hincapié sobre todo en sus deficiencias y por tanto dificulta su integración social y laboral.
- La existencia de un modelo organizativo empresarial que considera al trabajo básicamente como un medio de producción y enriquecimiento económico donde se potencia la competitividad, más que como una forma de desarrollo y enriquecimiento humano.
- Algunas mutuas y seguros sanitarios (sobre todo los concertados por la Seguridad Social) no favorecen ni promueven la rehabilitación cuando están ejerciendo presión para que pacientes con bajas laborales por trastornos supuestamente"crónicos" cojan incapacidades permanentes bajo el falso argumento: " esto no tiene cura, ya llevas mucho tiempo y no estás mejor".
- Hay una gran inflexibilidad que dificulta a personas con bajas o incapacidades temporales reintroducirse paulatinamente en el trabajo sin perder la paga.
- La rehabilitación socio-laboral no está integrada como parte de los planes terapéuticos de las unidades psiquiátricas o Centros de Salud Mental. Es difícil encontrar la figura del Terapeuta ocupacional o ergoterapeuta como parte de los equipos interdisciplinarios.
Por tanto hay que creer en la capacidad de recuperación y mejora del TLP, pero también en sus dificultades, desechar mitos y prejuicios y no caer en la pasividad, negligencia e ignorancia negando un derecho a este colectivo.
Hay diferentes vías para favorecer la rehabilitación laboral del TLP:
1. La creación de dispositivos de inserción laboral -tal y como están contemplados en la Ley General de Sanidad 14/1986- que sean flexibles y específicos, es decir, adaptados a las situaciones y necesidades de cada TLP y la inclusión del "insertor laboral", especializado y formado en la problemática del TLP, en los equipos interdisciplinares que intervienen a nivel psicológico, psiquiátrico y social.
Es necesario además que dicha rehabilitación esté basada en un conocimiento amplio del trastorno, que se entienda como un proceso dinámico y que tenga como objetivo desplazar al TLP del rol de "enfermo" hacia un rol "normalizado".Hay que informar ampliamente tanto al paciente como a la familia de qué aspectos hay que tener en cuenta en su caso basándose en la elaboración de una especie de "perfil laboral" exhaustivo.
2. Desarrollar políticas económicas que favorezcan la creación de las empresas solidarias que generen iniciativas de empleo para enfermos mentales con trastornos de personalidad.
3. Implantar campañas informativas que ayuden a reducir tabúes y prejuicios que pesan sobre la enfermedad mental crónica. El objetivo es que llegue a ser vista bajo la óptica de la "diferencia" en un mundo en el que todos lo somos, lo cual permitiría valorar qué competencias y habilidades posee la persona y cómo ponerlas al servicio de la sociedad.
4. Legalmente la persona con TLP puede obtener el certificado de discapacidad y acogerse a las medidas de contratación de minusválidos en las empresas ordinarias.
RESUMEN DE DATOS ESTADÍSTICOS ELABORADO EN ACAI-TLP
Periodo 2000 - abril 2003
La Fundación, sobre una muestra de 119, ha recogido los siguiente datos sobre el perfil del TLP que ha acudido a sus servicios:
- Su nivel de inteligencia suele ser normal o superior.
- Han tenido casi todos una escolarización normal, no detectándose problemas serios durante los primeros años.
- Alto grado de abandono y cambios en los estudios:
- La mayoría abandona los estudios antes de acabar el bachillerato de manera a veces repentina e incomprensible para la familia.
- Un 27 % comienza estudios universitarios (de los cuales sólo un 11% los acaba).
- El 15% comienza algún tipo de formación profesional.
- A nivel laboral:
- El 100% en edad laboral ha trabajado alguna vez. Suelen empezar a trabajar relativamente pronto en trabajos esporádicos y de corta duración.
- El 63% no trabaja en la actualidad.
- El 43% desempeña trabajos no cualificados.
- Sólo un 44% se ha mantenido más de un año en un mismo lugar de trabajo (sin contar los funcionarios o los que trabajan en una empresa propia o familiar)
- Sólo un 17% ha solicitado el certificado de discapacidad laboral.
- Algunos han tenido periodos de buen rendimiento y estabilidad en el trabajo pero tarde o temprano esto se ve truncado problemas de relaciones con lo compañeros, dificultades para el cumplimiento de normas y horarios, crisis y bajas por enfermedad.
- Experimentan cambios frecuentes de trabajo; habiendo un cierto deterioro con el tiempo con tendencia a pasar a trabajos cada vez más esporádicos, menos cualificados y menos vinculantes para ellos.
- A pesar de las dificultades objetivas no se suelen ver como "disminuidos" y es raro que soliciten certificados de disminución, de incapacidad laboral o pensiones; por el contrario, cuando salen de las crisis luchan por volver a trabajar y se vuelven a marcar metas.