El dolor es inevitable, el sufrimiento no. Este último va ligado al victimismo. No puedo evitar tener TLP, pero si puedo no recrearme en el diagnóstico y definirme solo por la enfermedad. Soy una persona con una personalidad propia con rasgos claramente límites en algunos aspectos. Lo que peor llevo es la desconfianza, la paranoia y la ira, pero decido pasar de eso. Con una buena terapia psicológica, he logrado mejorar muchísimo, pero el tlp siempre regresa para recordarme que está ahí, oculto, y que cuando mejor me siento aparece riéndose de mi, se manifiesta con el autosaboteo, la ira, el vacío y un desdén desmedido que solo me permite dormir, comer, ir al trabajo y luego a la cama en un círculo desesperante y que se repite hasta salir de la crisis. Pero no me dejo engañar como antes: le sigo el juego porque se que pasará, mantengo el autocuidado y cumplo con mis responsabilidades y tolero el malestar. Y finalmente salgo de la crisis para volver a ser una persona bastante funcional, rara pero funcional.