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Detrás de muchos de nuestros excesos se esconden nuestros vacíos

  • Autor Autor Catalina
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
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Nuestro vacío emocional nos recuerda que hay algo que no logramos completar, algo que nos llena de inestabilidad y frustración. Podemos intentar llenar ese vacío con excesos, bebiendo alcohol hasta que los sentidos se nublen, machacándonos en el gimnasio, comiendo emocionalmente o comprando de manera compulsiva, pero la sensación de desesperanza después de realizar estas conductas seguirá o incluso aumentará.
La sensación de vacío puede producirnos bloqueo emocional, que es lo que termina impidiendo que nos enfrentarnos a nuestra realidad, llevándonos a una vida de desorden para cubrir nuestras carencias.

La lucha contra el vacío emocional no es fácil, pero los excesos no son la solución. Una buena parte de las emociones y sensaciones más negativas que podemos llegar a experimentan se aúnan, haciéndonos sentir que nos hemos sumergido en un pozo muy profundo. Estas emociones nos producen una sensación de indefensión que aparece cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones dolorosas.
Cuando lo damos todo por perdido, los excesos nos parecen la única solución para completarnos. Cualquier conducta placentera normal se convierte en susceptible de un comportamiento psicológicamente adictivo. De hecho, se podrían hacer usos anormales de una conducta normal en función de la intensidad, la frecuencia, el grado de interferencia en las relaciones personales.
“El exceso es un defecto, es el veneno de la razón”.
-Francisco de Quevedo-


Sentirnos incapaces de afrontar nuestros vacíos nos lleva al exceso

Los excesos controlan nuestra conducta, llegando incluso a negar de forma manifiesta este comportamiento. Este circulo vicioso, en el que los excesos aumentan nuestras vacíos, solo terminará cuando afrontemos lo que nos lleva a estas “conductas de abandono”.
Cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones problemáticas, una barrera se interpone entre nosotros y aquello que debemos de afrontar, lo que genera un caldo de cultivo para las conductas excesivas. Existen algunas señales que nos advierten de que podemos estar cayendo en comportamientos excesivos para maquillar la realidad que nos atormenta. La evitación de actividades, el nerviosismo cotidiano, el temor y la falta de motivación son las consecuencias de no afrontar correctamente nuestros vacíos.
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Llamar necesidad a casi todo puede ser el gran problema. Detrás de las necesidades se encuentran nuestros vacíos y detrás de los vacíos se encuentran nuestros excesos. Identificar las necesidades que nos condicionan es crucial para llegar a entender nuestros vacíos. Una necesidad moderada es normal y sana, el problema se produce cuando esa necesidad se convierte en algo irrefrenable.

“Según las cosas que a uno le proporcionen la felicidad, éstas conducirán a un juego en el que la suma siempre será cero: como una adicción, que requiere constantes dosis de adquisiciones y, a menudo que se tenga más de algo que los vecinos, nada de lo que se tiene importa demasiado”.
-Mihály Csíkszentmihályi-

Hay que ser valiente para reconocer lo que nos falta

No hay nada mejor que conocernos para acabar con nuestros vacíos. Muchas de las personas que acuden a consulta y que dicen experimentar una gran sensación de vacío se conocen muy poco a sí mismas, llevan tiempo sin actualizar esa visión que un día generaron y a la que muchas veces miran concierta nostalgia.
Siendo conscientes de que son diferentes, de que los años han pasado; sabiendo que ya no son los de antes pero sin saber quiénes son ahora. Cuando la sensación de anhedonia nos invade y no sabemos lo que nos pasa y/o por qué nos pasa, es el momento de actuar, de ser valientes y de reconocer que algo no va bien.
Reconocer lo que nos falta conlleva una reflexión profunda de nuestras necesidades emocionales, más allá de lo trivial, de lo material y de lo que los demás esperan de nosotros. Hay que ser muy valiente para reconocer que estamos lejos de llevar la vida que queremos o la vida que en su día garabateamos en el horizonte. Solo una persona completa es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores.
Solo una persona que se mira con buenos ojos, y en esa mirada pone cariño, está en disposición para aceptarse e integrar sus deseos en su identidad, dinámica y mutante por definición, de manera que esta fusión no produzca una disonancia.
 
Me ha encantado el artículo 😍 y los consejos de compañeros que están pasando por lo mismo que se repite en mi vida como un bucle sin salida buscando cambiar esas emociones de angustia, bacio y falta de amor que tapo con alcohol, comida y personas. Sin embargo, en mi caso es más el pánico a sentir esa angustia que el sentimiento en sí, osea, que los pensamientos negativos me hacen más daño que el mero hecho de dejar que fluya el sentimiento sin juzgarlo, y una vez que llega la angustia ver qué puedo hacer sano para sentirme luego mejor como practicar un jobie, deporte, música, peli, paseo
 
Un artículo muy interesante! Hmmmmm. Yo no sé si siento ese vacío del que habla el artículo, lo que sí hago es darme atracones de comida hasta sentirme mal y no precisamente de cosas sanas, y comprar libros a destajo... me da muchísimo placer hacer esas dos cosas (en el momento de hacerlas), y sí que a veces he estado un poco en apuros por ambas causas, pero de lo del vacío no estoy nada segura, es como que en ese aspecto soy asintomática ¿¿???
 
El tlp tiene muchos síntomas y no tienes porqué tenerlos todos. Hay más de doscientas combinaciones de síntomas. Además, puede que en un momento dado tengas ciertos síntomas agudizados y en otros momentos aletargados.
 
Nosotros somos mucho de excesos porque no sabemos como llenar nuestros vacíos.
Drogas, problemas con la comida, sexo, etc, etc

en mi caso, recurrí al sexo.

porque?

mi psiquiatra me dijo que necesitaba sentirme deseada y buscada por los hombres.

fuí un poco extremista ya que llegaba a estar con 4 chicos a la vez, y solo para sexo y adios.
lo que más me hacía sentirme bien era cuando me llamaban para repetir,
yo disfrutaba en decirles que no.
Me sentía poderosa.
yo no me dí cuenta de que eso era un riesgo para mi salud sexual y que no está bien jugar con los sentimientos de nadie.


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Bonifacia eres mi heroína, te admiro... Mi vacío existencial debe ser del tamaño de un túnel...no lo afrontó ni lo trato de controlar, estoy en un punto que no puedo.
Lo tapo y lo evito con toda clase de excesos y conductas adictivas. Las tengo todas : cocaína ( la peor ), comida, compras compulsivas, medicación...etc, etc. No sé cómo parar cuando lo intento me siento fatal, bloqueada y el mundo se me viene encima. Debería empezar por la cocaína pero me siento incapaz...lo intento una y otra vez y siempre recaigo, estoy en un pozo sin fondo que yo misma he escarbado con mis propias patitas y no puedo salir de el.
Dependo de la seguridad social, porque obviamente no tengo dinero para psicoterapeutas privados y especializados, no tengo ninguna fe en la seguridad social... Estoy acojonada, asustadisima
 
Bonifacia eres mi heroína, te admiro...
No soy la heroína de nadie y tampoco creo que sea admirable. Simplemente, hubo un momento en el que decidí coger el toro por los cuernos y no dejarme vencer más por mis demonios.
Tengo problemas? Pues sí... me afectan como antes? Claro que no.
Si me preguntas, desde 2019, he tenido recaídas en algunas de mis adicciones, aunque llevo sin consumir dos años y medio y, las compras compulsivas las palio con ir a la compra y comprar verduras. Lo que peor llevo siempre es el tema de la comida. Al fin y al cabo, hay que comer cada día y estamos rodeados de ella de una forma social.
Lo que hago ahora es que, cuando quiero comer algo que se sale de la norma, tengo que ir expresamente a buscarlo, porque ya no lo tengo en casa Y, sinceramente, en mis veintimuchos años dándome atracones, ninguno ha sido a base de frutas y verduras y es lo único que hay en mi casa ahora. Lo que más ha cambiado ha sido mi carro de la compra y, por consiguiente, mi frigorífico y mi despensa.
Podéis hacer el ejercicio de mirar qué clase de productos tenéis en la despensa. Solamente debería haber legumbres, cereales integrales, especias, y poco más. Lo mismo con el frigorífico...verduras, frutas, carne, pescado y algún que otro lácteo (si es que los comeis) y los embutidos es mejor descartarlos por completo (salvo algunas excepciones). Todo lo que se salga de ahí, sobra. El día que os queréis comer algo extraordinario, os veréis obligados a ir expresamente a buscarlo y eso te obliga a ser más consciente de tus propios actos. Tampoco debería haber ninguna clase de alimentos precocinados o preparados. Puede parecer que ahorras dinero y tiempo comprándolos, pero, en su mayoría, te están envenenando a base de azúcares libres, grasas hidrogenadas o trans, aceites de poca calidad, etc. Eso no es alimentarse, es matarse lentamente.
Y bueno... me imagino que mi discurso suena bastante radical, pero no tenéis porqué creerme a mí, os podéis informar vosotros mismos. Hay un momento en el que tienes que decidir si tu cuerpo es tu templo o si prefieres llenarlo de basura.
 
Podéis hacer el ejercicio de mirar qué clase de productos tenéis en la despensa. Solamente debería haber legumbres, cereales integrales, especias, y poco más
Que buen consejo, voy a intentar ponerlo enm preactica y quitar todas mis porquerias de chocolates y palmeras y donuts de casa..
 
Estupendo artículo, me siento identificada con todo lo que dice. Es mas fácil tapar ese vacío con adicciones, que hacerle frente y llenarlo con cosas constructivas. Tb estoy de acuerdo en qué cto más crezcas personalmente y te conozcas y aceptes a ti misma mejor preparada para afrontar el vacío.
Yo sé muy bien que es la anhedonia y la depresión, lleno mi vacío existencial con toda clase de adicciones, la peor de todas las cocaína...estoy a tto con un psicólogo especializado en tlp y drogodependencias y cto más adelante voy ,más voy tomando conciencia de que necesito equilibrar mi tlp y conocerme más a mí misma, amarme y aceptarme a mí misma tal cual soy, tengo la firme creencias de que la base de todo es el crecimiento personal continuo
 
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Nuestro vacío emocional nos recuerda que hay algo que no logramos completar, algo que nos llena de inestabilidad y frustración. Podemos intentar llenar ese vacío con excesos, bebiendo alcohol hasta que los sentidos se nublen, machacándonos en el gimnasio, comiendo emocionalmente o comprando de manera compulsiva, pero la sensación de desesperanza después de realizar estas conductas seguirá o incluso aumentará.
La sensación de vacío puede producirnos bloqueo emocional, que es lo que termina impidiendo que nos enfrentarnos a nuestra realidad, llevándonos a una vida de desorden para cubrir nuestras carencias.

La lucha contra el vacío emocional no es fácil, pero los excesos no son la solución. Una buena parte de las emociones y sensaciones más negativas que podemos llegar a experimentan se aúnan, haciéndonos sentir que nos hemos sumergido en un pozo muy profundo. Estas emociones nos producen una sensación de indefensión que aparece cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones dolorosas.
Cuando lo damos todo por perdido, los excesos nos parecen la única solución para completarnos. Cualquier conducta placentera normal se convierte en susceptible de un comportamiento psicológicamente adictivo. De hecho, se podrían hacer usos anormales de una conducta normal en función de la intensidad, la frecuencia, el grado de interferencia en las relaciones personales.
“El exceso es un defecto, es el veneno de la razón”.
-Francisco de Quevedo-

Sentirnos incapaces de afrontar nuestros vacíos nos lleva al exceso

Los excesos controlan nuestra conducta, llegando incluso a negar de forma manifiesta este comportamiento. Este circulo vicioso, en el que los excesos aumentan nuestras vacíos, solo terminará cuando afrontemos lo que nos lleva a estas “conductas de abandono”.
Cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones problemáticas, una barrera se interpone entre nosotros y aquello que debemos de afrontar, lo que genera un caldo de cultivo para las conductas excesivas. Existen algunas señales que nos advierten de que podemos estar cayendo en comportamientos excesivos para maquillar la realidad que nos atormenta. La evitación de actividades, el nerviosismo cotidiano, el temor y la falta de motivación son las consecuencias de no afrontar correctamente nuestros vacíos.
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Llamar necesidad a casi todo puede ser el gran problema. Detrás de las necesidades se encuentran nuestros vacíos y detrás de los vacíos se encuentran nuestros excesos. Identificar las necesidades que nos condicionan es crucial para llegar a entender nuestros vacíos. Una necesidad moderada es normal y sana, el problema se produce cuando esa necesidad se convierte en algo irrefrenable.

“Según las cosas que a uno le proporcionen la felicidad, éstas conducirán a un juego en el que la suma siempre será cero: como una adicción, que requiere constantes dosis de adquisiciones y, a menudo que se tenga más de algo que los vecinos, nada de lo que se tiene importa demasiado”.
-Mihály Csíkszentmihályi-
Hay que ser valiente para reconocer lo que nos falta

No hay nada mejor que conocernos para acabar con nuestros vacíos.
Muchas de las personas que acuden a consulta y que dicen experimentar una gran sensación de vacío se conocen muy poco a sí mismas, llevan tiempo sin actualizar esa visión que un día generaron y a la que muchas veces miran concierta nostalgia.
Siendo conscientes de que son diferentes, de que los años han pasado; sabiendo que ya no son los de antes pero sin saber quiénes son ahora. Cuando la sensación de anhedonia nos invade y no sabemos lo que nos pasa y/o por qué nos pasa, es el momento de actuar, de ser valientes y de reconocer que algo no va bien.
Reconocer lo que nos falta conlleva una reflexión profunda de nuestras necesidades emocionales, más allá de lo trivial, de lo material y de lo que los demás esperan de nosotros. Hay que ser muy valiente para reconocer que estamos lejos de llevar la vida que queremos o la vida que en su día garabateamos en el horizonte. Solo una persona completa es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores.
Solo una persona que se mira con buenos ojos, y en esa mirada pone cariño, está en disposición para aceptarse e integrar sus deseos en su identidad, dinámica y mutante por definición, de manera que esta fusión no produzca una disonancia.
 
Jue,muchisimas gracias por este articulo,tan sumamente importante,para tener una vision un poco mas de mirarse hacia fuera...y bueno,da que pensar,momento adecuado ha venido tu articulo a mi y seguramente a muhcisima gente mas,gracias.
 
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