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¿Cómo se viven las crisis en el tlp?

¿Cómo se viven las crisis cuando padeces trastorno límite de la personalidad?​

¿Cómo se viven las crisis cuando padeces trastorno límite de la personalidad?

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una categoría diagnóstica que se define en DSM-5. Ha sido con frecuencia bocetado en la ficción a través de películas o relatos que pretendían acercarnos a una realidad que es necesario entender para poder ayudar. Ayudarles a ellos, a sus familias, mientras en el camino crecemos como sociedad. De manera que sí, es una categoría, pero sobre todo es el sufrimiento de muchas personas que viven de manera exponencial esa sensación que todos hemos experimentado alguna vez, la de no encajar.

En su perfil destaca un patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen, los afectos e impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos. Se manifiesta en al menos cinco de los siguientes puntos:

  • Esfuerzos desesperados para evitar el abandono real o imaginado.
  • Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación.
  • Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo.
  • Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas.
  • Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o comportamiento de automutilación.
  • Inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo
  • Sensación crónica de vacío.
  • Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira.
  • Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves.
Aunque existen estos criterios, la realidad es que dentro del TLP hay un espectro bastante amplio, en el que podemos encontrar personas con unos rasgos más marcados que otros o con una sintomatología más o menos grave.

Señalar que los criterios nos dan solamente una referencia, pero la experiencia de la persona con TLP es mucho más amplia y compleja. Es por esta razón, que los pacientes con trastorno límite pueden ser muy parecidos o muy diferentes entre ellos.

Lo que sí podemos destacar como núcleo común del desorden es el gran miedo a un posible abandono y la marcada autodestrucción e impulsividad. Estas características hacen tremendamente difícil el tránsito por una vida más o menos normal, ya que suelen darse en brotes o crisis que a veces pillan desprevenidos al propio paciente y, evidentemente, a su entorno.

Mujer con mucho sufrimiento a causa de un trastorno de salud mental

¿Cómo vive un paciente TLP una crisis?​

Una persona que padece trastorno límite de la personalidad es un individuo totalmente normal a priori. Puede que estudie, tenga su trabajo, tenga una familia, su círculo de amigos, etc. El problema surge en el momento en el que aparece una crisis.

Las crisis del trastorno límite de la personalidad muchas veces van precedidas de acontecimientos estresantes o algún factor biológico, como puede ser el inicio de la menstruación o el consumo de alguna droga. En otras ocasiones, no se relaciona con nada en particular.

Cuando podemos asociarlo con algún factor precipitante, se hace más fácil el llegar a controlarlo; aunque, aun con todo, la gran impulsividad que caracteriza al trastorno hace que ese control sea muy complicado.
En el momento en el que el brote atrapa a una persona con TLP, la personalidad se desdibuja. Es decir, es como si el individuo tuviese dos personalidades: una que siempre está, es prácticamente normal, agradable, estable y sosegada y otra, que aparece de vez en cuando y se encarga de destruir todo lo construido por la personalidad original.

“Se crea una especie de “cortocircuito” por el cual se hace imposible controlar los actos. El brote de TLP invade todo el ser y torna el ánimo, que hasta el momento, era estable, por otro disfórico, triste y vacío. De repente, las cosas que tenían mucho sentido y generaban bienestar, dejan de hacerlo. Las ilusiones y los proyectos que quería realizar, se ven con pesimismo y melancolía. La mente empieza a desarrollar pensamientos de soledad: ¡Estás solo!, ¡No tienes ni un amigo íntimo al que llamar!, ¡Nadie va a quererte con esa actitud!, ¡Es mejor que te tires por la ventana y dejes de molestar!”

“Las personas que son importantes, se vuelven enemigas. Sobre todo, las que más se aman. En pleno brote, es cuando más necesito el amor y comprensión de mis allegados, pero la manera de pedirlo es mediante la falta de respeto, la agresividad o la destrucción. Puedo, incluso, llegar a agredir a algún familiar, tanto de forma verbal como física. Y en el fondo, lo que estoy demandando es atención y afecto”.


Estas actitudes impulsivas, en realidad buscan evitar a toda costa un posible abandono, pero en consecuencia, muchas veces se termina recibiendo precisamente lo que tanto temen. Lo que al final, refuerza aún más los sentimientos de vacío y la baja autoestima.
Las crisis del trastorno límite de la personalidad hacen que el paciente soporte muy mal el aburrimiento y la frustración. Todo aquello que sea mínimamente incómodo, le parece un mundo.

En este contexto, pueden llevar a cabo conductas autodestructivas o impulsivas como: tomar drogas, destruir objetos, despilfarrar dinero, embarcarse en proyectos sin haber realizado un plan coherente, ser desagradable con algún amigo, contar a gente que no se conoce que se está en plena crisis o incluso realizar algún intento de suicidio.

“Una vez en plena crisis llegué a montar un negocio en cuestión de días. Me sentía una fracasada e incluso empezaba a tener pensamientos de suicidio. Decidí entonces buscar un local, un asesor y llevar a cabo todos los trámites para montar mi empresa. Al pasar los días y terminar la crisis, evidentemente, me arrepentí”

Lo que llega tras la crisis del trastorno límite de la personalidad​

Las crisis del trastorno límite de la personalidad suelen durar desde unas horas hasta una semana aproximadamente. Como hemos comentado, es frecuente que, en las mujeres, se dé en el periodo premenstrual. La mayoría de pacientes con TLP confirman que tras las crisis los sentimientos que más florecen son dos: la vergüenza y la culpa.

Imagina que durante un pequeño periodo de tu vida te sientes “poseído” por alguien que no tiene nada que ver contigo. Ese “alguien” realizará cosas que tú en circunstancias normales jamás harías. Pues precisamente esto es lo que ocurre durante un brote de TLP. Por lo tanto, es obvio que la vergüenza y la culpabilidad estén tan presentes en el periodo post-crisis.

La vergüenza se siente, sobre todo, por el hecho de haber sido impulsivos
. La impulsividad del TLP hace que la persona muchas veces se ponga en evidencia.

Por ejemplo, si en pleno brote explota en mi una ira exacerbada hacia algún familiar que quiero y mis vecinos escuchan mis gritos y golpes, es probable que cuando ya no esté en crisis y me los encuentre en el ascensor, sienta esa vergüenza profunda.
Por otro lado, la culpa surge porque durante el brote hemos llevado a cabo comportamientos que nuestro verdadero yo no quería realizar. Es decir, nos sentimos arrepentidos.

Por ejemplo, una paciente TLP puede gritar a su hija de tres años porque se siente desbordada cuando la niña no está obedeciendo. Seguramente, en otros momentos, no habría actuado de esta forma, pero en plena crisis su impulsividad le sobrepasa y acaba comportándose de esta forma con la niña, lo que le lleva posteriormente a sentir una culpabilidad muy profunda.

El problema de la sintomatología post-crisis es que pueden hacer creer al paciente que “no hay remedio” y llevarlo a la desesperanza. Este desamparo, puede, a su vez, provocar nuevas crisis y cerrar un ciclo. Por esta razón, es de vital importancia que el paciente TLP conozca los antecedentes de las crisis y tenga un plan estructurado para hacerles frente. De la misma manera, su familia y entorno más cercado también deben conocerlos.

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Conclusiones​

Aunque en los manuales diagnósticos no aparezca como tal, las crisis de un paciente con trastorno límite son vividas con una gran desesperanzaporque, aun con tratamiento, son muy difíciles de controlar. Uno deja de confiar en sus recursos, en sus posibilidades. Un día se encuentra estupendamente y al día siguiente, sin saber por qué el TLP vuelve y lo acaba poseyendo.

¿Qué podemos hacer? Lo esencial para un paciente con tal desorden es la validación de las emociones. Hay que tener en cuenta, que la mayoría de pacientes vienen de infancias en las que no experimentaron esta validación; más bien, fueron reprobados. Algunos incluso fueron niños que gozaron más del rechazo que del afecto, de la indiferencia que del cariño.

La terapia dialéctica conductual puede ayudar en este sentido. Sobre todo, el objetivo es que el paciente acepte su condición y sepa identificar las crisis de forma adecuada. En algunos casos también es importante fomentar la adherencia a la medicación.
Por otro lado, el trabajo en regulación y tolerancia de las emociones es fundamental. El objetivo no es eliminar totalmente los sentimientos de vacío o la impulsividad, sino reducirlos lo máximo posible, adquiriendo y entrenado estrategias para cuando aparezcan.


 
A veces me cuesta mucho leer algunas cosas :llorar: ... y eso que estoy ya (en cierta manera) "fuera" de los ciclos de "crisis" y sin medicacíón.

Estoy de acuerdo en:

....los pacientes con trastorno límite pueden ser muy parecidos o muy diferentes entre ellos.

Lo que sí podemos destacar como núcleo común del desorden es el gran miedo a un posible abandono y la marcada autodestrucción e impulsividad.

Me gusta que se tenga en cuenta la infancia:

la mayoría de pacientes vienen de infancias en las que no experimentaron esta validación; más bien, fueron reprobados. Algunos incluso fueron niños que gozaron más del rechazo que del afecto, de la indiferencia que del cariño.

Y es que si no encajamos es más porque nuestro proceso de socialización primario, el que ¡tanta importancia tiene!, el de nuestra infancia y que ¡tanta carga afectiva! tiene ... no fue adecuado ... y no lo hemos podido corregir posteriormente.

La buena noticia es que sí se consigue, pero en un proceso largo de Terapia ...

Es como una ortodoncia en adultos. Se consigue ¡sí!, pero mucho mejor hacerlo de niños :wink:
 
Para mí también creo que es lo peor. Ahí creo que influye mucho cómo nos hace sentir nuestro entorno. Nos apoya o nos culpa?
Cierto.. cuando me pasaba en casa de mis padres cuando vivía con ellos me llamaban monstruo, me decían que por qué les castigaba así, que por qué les odiaba tanto, que me han dado todo, etc, etc.. en cambio mi chica empatiza conmigo, me intenta comprender y no me culpa, por lo que parece que desde que me hace sentir comprendida mis crisis o días malos pasan y ya está, puedo pedirla perdón o darle las gracias por seguir ahí y a otra cosa ;)
 
Cierto.. cuando me pasaba en casa de mis padres cuando vivía con ellos me llamaban monstruo, me decían que por qué les castigaba así, que por qué les odiaba tanto, que me han dado todo, etc, etc.. en cambio mi chica empatiza conmigo, me intenta comprender y no me culpa, por lo que parece que desde que me hace sentir comprendida mis crisis o días malos pasan y ya está, puedo pedirla perdón o darle las gracias por seguir ahí y a otra cosa ;)
Releyéndome me doy cuenta de que no es tan así, quiero decir que mi pareja no alimenta las crisis, las deja estar y me da mi tiempo y espacio, después cuando vuelvo a la realidad habla conmigo y me hace sentir muy apoyada y querida, la culpa y la vergüenza no es que no aparezcan, pero no tan intensamente. Mis padres en cambio alimentaban mis crisis y después me lo restregaban todo después.. era horrible, y ahora no vivo con ellos, pero todavía aparece esa actitud en ellos.
 
Lo peor de todo para mí es la culpa y la vergüenza.. hacen que me sienta ridícula.. ;(

Bufff!!! ... totalmente de acuerdo ... es lo que (creo) sólo las personas que compartimos este Trastorno podemos entender. :verg5:

Para mí también creo que es lo peor. Ahí creo que influye mucho cómo nos hace sentir nuestro entorno. Nos apoya o nos culpa?

Es difícil que no te culpen (aunque sea de un modo leve) cuando "no entienden" qué ocurre. Quién puede entendernos ... si nosotros mismos no podemos explicar por qué esa fuerza intensa nace desde ¡tan dentro! y supera nuestra voluntad :triste: .

Ni siquiera entendía a mi Psiquiatra explicándome en consulta que "malinterpretaba" la realidad.

Esa es la vergüenza y la culpa ... "verlo" después ... ver la desproporción de la reacción ... lo malo es que es la pescadilla que se muerde la cola pues eso genera más frustración (si no hay comprensión como dice Boni) y vuelta a empezar.

Es duro ... pero lo bueno es que se puede mejorar lo suficiente como para hacer vida (relativamente) normal :wink:
 
Lo leí esta mañana y no tuve ni ganas ni fuerzas de responder. Porque a veces no es agradable verme reflejada en ciertas cosas. En mi aparece la vergüenza y la culpa incluso leyendo esto... cómo puedo ser así? Cómo mi cabeza es capaz de jugármela tanto? Como soy capaz de adorar y a la vez odiar y maldecir a quienes más me quieren? Cómo se lo explico cuando ni yo lo entiendo? Es como si mi “otro yo” se apoderara de mi y dijera cosas que no deberían de ser dichas, y hace cosas que no deberían de ser hechas... cómo? A veces me duele mucho ver mi comportamiento hacia ciertas cosas... hacia ciertas personas.

la psicóloga en un momento determinado me decía: sé que lo que quieres es atención, que lo que estás pidiendo es que alguien te escuche, que no se vaya, que tienes miedo... pero eso no lo ve así la otra persona, ve que intentas hacerle daño, que parece que solo quieres que se vaya... (y en cierto modo no es así? Mejor echarlo a que se vaya porque si... menos doloroso?). No es la mejor manera de expresarte... y sí, es verdá pero es la única que sé...
 
Pues mi hija no me pide persdon, sino que se reafirma aunque ya sin llegar a desarrollar la crisis. Nunca pide perdon por los insultos, dice que los merezco. Quizas no es consciente de esa intensidad y yo no se si hablar de ello pues tengo miedo que vuelva a desbordarse.
Arrepentirse no tiene por qué ir acompañado de pedir perdón, al igual que pedir perdón no tiene por qué tener relación con arrepentirse.

Yo no suelo pedir perdón nunca, tampoco estoy acostumbrada a que me pidan perdón desde que era pequeña. Solo hacían como si nada pasara, así que yo suelo "arreglar" las cosas de la misma forma.

A veces es una forma de validarnos cuanto no encontramos validación de fuera, si lo he hecho o si lo he dicho será porque era lo que quería/tenía que hacer y eso está bien.
 
Creo que no estoy entendiendo bien tus comentarios o por dónde vas, nos explicas un poco más? Para poder responderte mejor.

Si alguna vez le habéis pegado no creo que podáis quejaros de que sea agresiva.... Somos lo que aprendemos... Yo he sido muy agresiva (ya menos mal que lo he conseguido rebajar muchísimo, ya solo es verbal, antes era física y verbalmente) pero jamás me han levantado una mano en casa. Solo me agarraban y me separaban (llevaban a otro cuarto) hasta que me calmara.

Por otro lado dices: "según ella defendía mas a su prima que a ella", quizás en su percepción no validábais sus experiencias y vivencias (ya si es verdad o no, no lo sé), pero es algo que tenemos mucho en común
 
Lo entiendo, pero cuando te comportas de manera agresiva con alguien estás diciendo (sin palabras) que la violencia a veces está justificada, no sé si me explico. No te juzgo, eh. Solo creo que hay que tenerlo en cuenta, no por nada, sino porque supuestamente "hemos aprendido cosas mal", se va a terapia para desaprender ciertas cosas y aprender otras que nos vengan mejor para poder vivir.

Vale, ahora sí. Pues ahí ya si que si que no sé qué decirte. Yo prefiero no hablarlo, porque hablarlo me hace entrar en crisis otra vez, no de igual manera pero hace que me hunda. En todo caso comentarle que si quiere hablarlo contigo, que lo haga mientras está calmada. Es difícil porque por lo menos en mi caso, cuando me cabreo y me da un ataque de ira, siento como que pierdo la conexión con la realidad, así que realmente no puedo contenerme porque es como si lo estuviera viendo pero no fuera yo. La clave es ir "soltando" poco a poco lo que nos molesta, de manera que nuestro vaso nunca llegue a llenarse, siempre diciéndolo de manera asertiva y resolviendo las cosas. En teoría es muy fácil, la práctica.... Pero desde que voy soltando poco a poco las cosas tengo menos ataques de ira.
 
ok. Entonces no lo hablo con ella, es arriesgarse a que entre en crisis otra vez. Imagino que lo de ir soltando" poco a poco lo que os molesta lo tratais en terapia.
Sí, en terapia tratamos (o por lo menos yo) la forma de expresarnos asertivamente en el momento que nos molesta algo para que después no salga todo de golpe y descontroladamente. A ver yo te cuento mi caso, si tu hija va a terapia quizás podrías consultarlo con él, si es mejor o no hablarlo con ella. En mi caso sé que es mejor no decirme mucho, que aun así yo lo hablo (sobre todo con mi pareja porque es con la persona que más me pasa) pero muy por encima y sin machacar el tema, y aun así estoy varios días de bajonazo increíble y solo quiero morirme... Mi cabeza ya hace suficente por si sola.
 
incluso con locos completamente
agradecería que no usaras ese tipo de "expresiones", qué quieres decir con locos? Creo que mucho de los que estamos aquí nos hemos sentido como unos locos o hemos tenido miedo a volvernos locos... Y precisamente es por comentarios así... O te refieres a personas con otro tipo de trastornos o enfermedades? Mi madre tiene esquizofrenia paranoide y no pienso que esté loca aunque sea difícil de llevar...

También evitaría ese tipo de comentarios delante de tu hija. La estas llevando junto a una persona que según tú trata a locos.. en qué posición la deja a ella eso? En una loca? Hay que tener cuidado con ciertos comentarios.
 
Perder el contacto con la realidad es estar loco? Porque yo te acabo de decir que en mis ataques de ira pierdo el contacto con la realidad y mi yo racional... estoy loca? xD
 
La verdad es que no he leído toda la conversación de días atrás, pero si lo nuevo que escribisteis ayer.
Entiendo que no pretendes justificar la violencia, pero, aún así la justificas por tu propio desbordamiento. Sabes qué debías haber hecho? Ir tú al psicólogo.
Hace un par de años en una conversación mi madre con mi pareja le dijo que ella me pegaba para que mi padre no me pegara más fuerte que ella. Ella lo dijo totalmente convencida de que eso era lo mejor para mí. Mi pareja estaba a cuadros porque él también es padre y nunca les puso la mano encima a sus hijos.
Qué fue primero, el huevo o la gallina? Quién abrió la veda del maltrato y la falta de empatía en mi casa? Quién me enseñó a tratar a las personas a las que quiero con violencia?
Es triste, pero yo he llegado a las manos con mi pareja. Pasé de la violencia verbal a la física y, ahora, no me queda otra que aprender a querer bien.
Sabes tú querer bien a tu hija?
Hablas de los insultos que te dice y yo te digo que me suenan muy familiares porque yo digo/he dicho los mismos. Y te voy a decir más, en ese momento, tu hija, creo, que lo dice de verdad y con su razón. Te odia. Peeeero el odio es amor mal enfocado. Eso te salva. La indiferencia por su parte sería mucho peor que el odio para tí, créeme si quieres.
Yo he tenido que entender que mis padres no supieron hacerlo mejor. Que lo hicieron mejor que sus padres o eso intentaron. Que, aunque me parece que mal, ellos me quieres y es lo que hay. Desde que me di cuenta de eso, he podido querer mejor a mis padres y dejar de "odiarlos". También te digo que tuve que poner tierra de por medio, me fui a vivir a 600 km, y, hay veces, que me parecen hasta pocos. Ahora les veo dos veces al año y, cuando les veo, estoy desestabilizada durante una semana-10 días y eso que ya no hay violencia en nuestros encuentros.
No sé si te habrán recomendado ya que acudas tú a terapia o si ya acudes, pero creo que sería interesante, por ejemplo, para conocer, qué tipo de apego pones en práctica con tu hija, si hablas de forma asertiva, si tú también pierdes los papeles, etc.
Un saludo
Bony
 
Nunca he sido partidaria de pegar a un hijo, pero estáis llevando muy lejos una bofetada, en un momento en que yo no sabía lo que le pasaba a mi hija. Yo he tenido una madre muy buena y algun zapatillazo me he llevado, y jamás la he juzgado, jamás. Mi marido que es la persona más buena que he conocido después de mi madre también ha recibido zapatillazo de su madre y no está traumatizado. Creo que estáis juzgando muy severamente lo que puede ser considerado un error. Creo que no voy a participar más en este foro.
Participar o no en el foro es decisión personal tuya. Es posible que no te guste leer la opinión de quienes han recibido zapatillazos y bofetones que, seguro, también estaban justificados para quienes los propinaban.
Estás juzgando tú si recibir un zapatillazos o no es motivo para estar traumatizado...
Te lo repito, me lo haría mirar.
Un saludo
 
Yo he visto a mi padre pegarle un bofetón a mi hermano (en momentos puntuales) y creo que me traumaticé yo más que ellos... recuerdo todos los que he visto como si estuviera allí ahora. Cada uno vive la vida a Su forma, y ve las cosas como puede. Lo que para ti no es importante para otros si. Solo se te dan ideas, si no te gustan ya es otro tema.

yo llevaba ya muchos días sin sentir mucha ira y ayer volvió con algunos comentarios de por aquí. No me imagino si estuviera en algún mal momento, como está tu hija según cuentas.

ya participar o no es cosa tuya, aquí solo hablamos de lo que vemos y sentimos (que es muy subjetivo).
 
pegarle un bofetón a mi hermano (en momentos puntuales) y creo que me traumaticé yo más que ellos...
Joe @Tlpc me has hecho recordar que, con unos 3-4 años, cuando iban a pegar a mi hermano de 7-8, me ponía en medio y le decía a mi madre que me pegase a mí, porque veía el daño emocional que eso le producía a él, y yo, te prometo que prefería que me la dieran a mí, que me "dolían" menos, que verle a él después del azote o bofetón. Qué cosas no?
 
Joe @Tlpc me has hecho recordar que, con unos 3-4 años, cuando iban a pegar a mi hermano de 7-8, me ponía en medio y le decía a mi madre que me pegase a mí, porque veía el daño emocional que eso le producía a él, y yo, te prometo que prefería que me la dieran a mí, que me "dolían" menos, que verle a él después del azote o bofetón. Qué cosas no?
Me parte el alma sobre todo un día que tengo grabado a fuego. Con mi hermano en estado de shock andando por un centro comercial siendo pequeñito con la mano en la cara. Ni lloró ni se quejó ni nada. Solo se llevó la mano a la cara y se quedó así sin hablar... en modo zombie.
Ojalá me la hubieran dado a mi y no a él la verdá... creo que ambos hubiéramos sufrido menos...
 
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