Mi hermano sobra aquí.
Esa convicción es la que tienes que tener con aquellos pensamientos invalidantes que sólo vienen a desequilibrarte emocionalmente.
¡No abras la puerta a esos pensamientos!, por mucho que te toquen una y mil veces, en la puerta, sólo ignóralos.
Tú eres la que les abres la puerta. Ellos van a seguir llamando, porque quieren mantenerse y si pueden ser seguir anulándote y haciéndote sufrir. Pero tú estás al otro lado de la puerta. Tú puedes abrir la puerta o girarte e ignorarlos una vez que has mirado por la mirilla y sabes quién llama a la puerta. ¡Recuerdalo!.
