Runa gracias por tu respuesta.
Sin embargo no puedes comparame con una ladrona de alimentos porque entonces a los comedores compulsivos qué les dirías...
Mira sinceramente creo que djé muchas cosas en el aire y voy a ser más específica. Desde que tenía 9 años llevo robando pequeñas cositas...un diario, un perfume para mi madre, una libreta. Poco a poco subí en la escala de necesidad de alivio y robaba dinero amis padres, a mis vecinos los relojes de su comunión. A los 10 años intenté suidarme tirándome de un 5º piso pero me dio miedo el dolor, estuve sola sin apoyo ninguno de mis padres, nadie se enteró porque ellos estaban muy ocupados cuidando a mi hermano de 6 años con cáncer terminal. En el colegio me metía en el baño a la hora del recreo y cuando volvía a casa pasaba por esos grandes almacenes para aliviar toda la rabia, la soledad y frustración robando un simple cuaderno, en casa ponía mi máscara de felicidad y así fueron pasando los años...llevando una doble vida.
El robo se convirtió en un sustituto de un ansiolitico hasta el día en que empecé a meter productos de nutrición y adelgazamiento sin ningún control en El Corte Inglés, ni siquiera era consciente de que estaba robando...solo cogía lo que me apetecía. Había perdido completamente el control de lo que hacía y cuando me dieron el alto ni yo misma sabía lo que había hecho. Tomo estabilizadores del ánimo y antipsicóticos para evitar mi adicción...porque es una adicción real, pero a veces paso de la imagen de verme cogiendo algo bonito a hacerlo. Me siento sucia, denigrada, sé que tendrán que poner las dependientas el dinero que falta, sé los problemas legales porque ya no es un hurto, es un robo penado por la ley.
No seas tan dura conmigo porque llevo luchando con esta adicción desde hace muchos años. Tengo un Trastorno Emocional de la Personalidad asociado a Agorafobia, Depresión recurrente aguda y Cleptomanía. Como ves no es nada nuevo por estos lugares pero quiero que sepas que he llegado a no salir de casa para no robar, a no llevar bolso grande, a pedir con la humillación que eso supone para mí, que me vigilen mis amigas o mi novio. Paso verguenza a cada segundo que atravieso la calle y veo esa tienda pero se ha convertido en un problema tan grave que ni el psipiatra ni la psicoterapeuta pueden ayudarme. La única opción que tengo es anticiparme a la necesidad y reconocer ese momento me resulta tremendamente dificultoso. Estoy trabajando esto y muchas otras conductas destructivas más graves y peligrosas como son las agrsiones físicas hacia mi novio y hacia mí misma. Tengo tantos frentes abiertos que a veces se me escapa un robo.