Litzy
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Hola, hacia rato que no escribía, les he estado leyendo, pero como he estado ocupada y me he sentido algo mal no he interactuado, pero me ha pasado algo que quiero expresar atreves de la escritura, quiero desahogarme.
Tengo 24 años, nunca he estado con alguien, nunca he besado, y solo una vez tuve un novio con el que me sentí incomoda por un tiempo y dejé por esa razón. Con el tiempo me di cuenta de que no se me daba muy bien eso del romance, y en mi mente tenía esa dualidad de: ¿Quién necesita el romance? y al mismo tiempo, pero ¿qué se sentirá todo aquello?
Después de ser diagnosticada con TLP, me di cuenta de que me había ocurrido el fenómeno de idealización-devaluación en varias ocasiones, y que podrá ser que eso también dificultara la situación. Me estaba resignando y creyendo que tal vez hasta asexual era o algo por el estilo, pero entonces en febrero, en el trabajo, conocí a un muchacho, uno que me agrado casi al instante.
Es entonces cuando comencé a hablar con él. Comencé a conocerlo y me di cuenta de que teníamos cosas en común, entonces llegó el momento en que lo idealicé. Seguí conversando con él, sosteníamos conversaciones bastante amenas, me gustaba muchísimo hablar con él, pero de un momento a otro, por cosas de él que conocí que no me gustaron, lo devalué. En todo este proceso, lo estuve platicando con el psicólogo que tengo en el trabajo y trate de seguir sus consejos de tomarlo con calma, analizar lo que quería, y otras cosas más que me mando a mentalizar, principalmente que no me enfocara en buscar un romance, sino que disfrutara del momento, de disfrutar esas conversaciones y disfrutar de una linda amistad que nacía.
Efectivamente, todo ello me ayudo a tranquilizarme y me enfoqué en solo crear una bonita amistad, pero volvieron los sentimientos, y comencé a percibir que tal vez era reciproco, incluso compañeros del trabajo se percataron de ello, por lo que comentaba que ahí podía haber algo. La verdad que a pesar de las cosas que no me gustaban de él, me parecía un chico bastante increíble y maravilloso; era bastante agradable, amable, gracioso y muy inteligente, por lo que simplemente acepte aquello que no me gustaba y lo acepte como un todo. Fue justo ahí cuando creí, que tal vez, solo tal vez si yo daba el paso, podría nacer algo muy bonito entre los 2, creí que esta vez podría ser el momento, que al fin era la hora, que esta vez sí, esta vez sí.
Así que me puse en ello, y aunque a veces me lo replanteaba lo hice, llegó el momento en el que le confesé lo que sentía, justamente este 3 de abril pasado. Fue un momento bastante bonito, él lo tomo bastante bien, me invitó a salir y hasta me abrazó, yo me sentía en un sueño, estaba emocionada, ilusionada, en las nubes flotando y sí, creía que sí, que estaba vez iba a vivir algo hermoso, que esta vez iba a tener un novio maravilloso.
Acordamos ir al cine la próxima semana, pero el martes fue mi cumpleaños, y nos darían el día miércoles, jueves y viernes libres en el trabajo, por lo que él decidió adelantar la cita para el miércoles. Estaba volada, porque no iba a tener que esperar mucho, ¡iba a tener mi primera cita en nada! Estaba super emocionada, quería llorar de la felicidad, saltar, gritar y de todo, así que no tarde en contarle a todas mis amistades las buenas nuevas, estaba que no me la creía y ya estaba soñando con un mundo de posibilidades. Escogí la ropa que llevaría, pensé en cómo me peinaría, los zapatos que me pondría, los accesorios, todo, quería verme bien, así que luego de todo eso y algo nerviosa me dormí esa noche.
Ahí ocurrió, desperté y toda la emoción, las bellas ilusiones, sueños y demás estaban muertas, en su lugar un terrible terror crecía en mi pecho, sentía el cuerpo entumido, unas enormes ganas de llorar me invadían y mi mente repetía una y otra vez: no quiero ir, ya no quiero ir, no quiero ir, no, no, no.
No entendía que pasaba conmigo, comencé a regañarme, intentar relajarme, intentar distraerme, pero el llanto empujaba con fuerza. Hablé con un par de amigos sobre lo que estaba sintiendo, trataron de fortalecerme y por un momento me sentí más relajada, pero aquellos a quienes les había contado, comenzaron a preguntar y eso comenzó a impacientarme a hacer que los sentimientos oscuros volvieran, hasta que no pude más y con el reloj indicando que faltaba una hora para la cita, me desplomé. Lloré amargamente y solo pensaba en no ir, en que no quería ir, lloré como si estuviese a punto de hacer la cosa más horrible en el mundo. Mi hermano me escuchó llorar y me abrazó, me dijo que, si no me sentía bien que no fuera, pero no quería lastimar al chico, no quería dejarle plantado y ya era bastante tarde para cancelarle.
Me alisté y ya no con lo planeado si no con lo primero que encontré, con el más grande de los esfuerzos, fui.
Fue un viaje bastante duro, y casi muero al llegar, pero llegué. Ahí estaba esperándome desde hace media hora, con los boletos comprados y listo para entrar al cine conmigo. De inmediato se dio cuenta que estaba mal, no sé lo oculté, decidí ser sincera con él, se lo merecía. Así que nos sentamos y le conté todo, desde que era mi primera vez hasta que había llorado más de lo que tarde en vestirme. Me escuchó, me comprendió y hasta se convirtió por un momento en mi psicólogo, me dijo que era normal tener miedo, y hasta dijo que también era su primera vez. Todo lo que me dijo, me hizo reafirmar que es un muchacho maravilloso, me abrazó y hasta sentí que me gustaba aún más pero no fue lo suficientemente fuerte para reemplazar el terror.
Vimos la película, hablamos un poco de cosas triviales, pero no lo disfruté sinceramente. Una vez terminada la película solo quería irme a mi casa, ya no quería estar ahí, quería estar en casa. Le pedí disculpas, él dijo que estaba bien. Nos dimos un último abrazo y me fui.
Me sentí tonta y estúpida, un sentimiento de culpa se apoderó de mí, justo ahora me siento mal conmigo misma y no dejo de pensar en sus palabras, en sus sonrisas condescendientes. en que es maravilloso y no lo merezco, en que arruiné su primera cita, en que pude haberlo lastimado, en que lo hice perder el tiempo y hasta dinero. Yo sé que nada de lo que pienso está bien, y lo hablaré con la psicóloga, definitivamente lo haré
Tengo 24 años, nunca he estado con alguien, nunca he besado, y solo una vez tuve un novio con el que me sentí incomoda por un tiempo y dejé por esa razón. Con el tiempo me di cuenta de que no se me daba muy bien eso del romance, y en mi mente tenía esa dualidad de: ¿Quién necesita el romance? y al mismo tiempo, pero ¿qué se sentirá todo aquello?
Después de ser diagnosticada con TLP, me di cuenta de que me había ocurrido el fenómeno de idealización-devaluación en varias ocasiones, y que podrá ser que eso también dificultara la situación. Me estaba resignando y creyendo que tal vez hasta asexual era o algo por el estilo, pero entonces en febrero, en el trabajo, conocí a un muchacho, uno que me agrado casi al instante.
Es entonces cuando comencé a hablar con él. Comencé a conocerlo y me di cuenta de que teníamos cosas en común, entonces llegó el momento en que lo idealicé. Seguí conversando con él, sosteníamos conversaciones bastante amenas, me gustaba muchísimo hablar con él, pero de un momento a otro, por cosas de él que conocí que no me gustaron, lo devalué. En todo este proceso, lo estuve platicando con el psicólogo que tengo en el trabajo y trate de seguir sus consejos de tomarlo con calma, analizar lo que quería, y otras cosas más que me mando a mentalizar, principalmente que no me enfocara en buscar un romance, sino que disfrutara del momento, de disfrutar esas conversaciones y disfrutar de una linda amistad que nacía.
Efectivamente, todo ello me ayudo a tranquilizarme y me enfoqué en solo crear una bonita amistad, pero volvieron los sentimientos, y comencé a percibir que tal vez era reciproco, incluso compañeros del trabajo se percataron de ello, por lo que comentaba que ahí podía haber algo. La verdad que a pesar de las cosas que no me gustaban de él, me parecía un chico bastante increíble y maravilloso; era bastante agradable, amable, gracioso y muy inteligente, por lo que simplemente acepte aquello que no me gustaba y lo acepte como un todo. Fue justo ahí cuando creí, que tal vez, solo tal vez si yo daba el paso, podría nacer algo muy bonito entre los 2, creí que esta vez podría ser el momento, que al fin era la hora, que esta vez sí, esta vez sí.
Así que me puse en ello, y aunque a veces me lo replanteaba lo hice, llegó el momento en el que le confesé lo que sentía, justamente este 3 de abril pasado. Fue un momento bastante bonito, él lo tomo bastante bien, me invitó a salir y hasta me abrazó, yo me sentía en un sueño, estaba emocionada, ilusionada, en las nubes flotando y sí, creía que sí, que estaba vez iba a vivir algo hermoso, que esta vez iba a tener un novio maravilloso.
Acordamos ir al cine la próxima semana, pero el martes fue mi cumpleaños, y nos darían el día miércoles, jueves y viernes libres en el trabajo, por lo que él decidió adelantar la cita para el miércoles. Estaba volada, porque no iba a tener que esperar mucho, ¡iba a tener mi primera cita en nada! Estaba super emocionada, quería llorar de la felicidad, saltar, gritar y de todo, así que no tarde en contarle a todas mis amistades las buenas nuevas, estaba que no me la creía y ya estaba soñando con un mundo de posibilidades. Escogí la ropa que llevaría, pensé en cómo me peinaría, los zapatos que me pondría, los accesorios, todo, quería verme bien, así que luego de todo eso y algo nerviosa me dormí esa noche.
Ahí ocurrió, desperté y toda la emoción, las bellas ilusiones, sueños y demás estaban muertas, en su lugar un terrible terror crecía en mi pecho, sentía el cuerpo entumido, unas enormes ganas de llorar me invadían y mi mente repetía una y otra vez: no quiero ir, ya no quiero ir, no quiero ir, no, no, no.
No entendía que pasaba conmigo, comencé a regañarme, intentar relajarme, intentar distraerme, pero el llanto empujaba con fuerza. Hablé con un par de amigos sobre lo que estaba sintiendo, trataron de fortalecerme y por un momento me sentí más relajada, pero aquellos a quienes les había contado, comenzaron a preguntar y eso comenzó a impacientarme a hacer que los sentimientos oscuros volvieran, hasta que no pude más y con el reloj indicando que faltaba una hora para la cita, me desplomé. Lloré amargamente y solo pensaba en no ir, en que no quería ir, lloré como si estuviese a punto de hacer la cosa más horrible en el mundo. Mi hermano me escuchó llorar y me abrazó, me dijo que, si no me sentía bien que no fuera, pero no quería lastimar al chico, no quería dejarle plantado y ya era bastante tarde para cancelarle.
Me alisté y ya no con lo planeado si no con lo primero que encontré, con el más grande de los esfuerzos, fui.
Fue un viaje bastante duro, y casi muero al llegar, pero llegué. Ahí estaba esperándome desde hace media hora, con los boletos comprados y listo para entrar al cine conmigo. De inmediato se dio cuenta que estaba mal, no sé lo oculté, decidí ser sincera con él, se lo merecía. Así que nos sentamos y le conté todo, desde que era mi primera vez hasta que había llorado más de lo que tarde en vestirme. Me escuchó, me comprendió y hasta se convirtió por un momento en mi psicólogo, me dijo que era normal tener miedo, y hasta dijo que también era su primera vez. Todo lo que me dijo, me hizo reafirmar que es un muchacho maravilloso, me abrazó y hasta sentí que me gustaba aún más pero no fue lo suficientemente fuerte para reemplazar el terror.
Vimos la película, hablamos un poco de cosas triviales, pero no lo disfruté sinceramente. Una vez terminada la película solo quería irme a mi casa, ya no quería estar ahí, quería estar en casa. Le pedí disculpas, él dijo que estaba bien. Nos dimos un último abrazo y me fui.
Me sentí tonta y estúpida, un sentimiento de culpa se apoderó de mí, justo ahora me siento mal conmigo misma y no dejo de pensar en sus palabras, en sus sonrisas condescendientes. en que es maravilloso y no lo merezco, en que arruiné su primera cita, en que pude haberlo lastimado, en que lo hice perder el tiempo y hasta dinero. Yo sé que nada de lo que pienso está bien, y lo hablaré con la psicóloga, definitivamente lo haré
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