Noemi
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Pongo dos artículos relacionados. El primero es de la doctora Laura Mata y el segundo es de un paciente con trastorno bipolar que pretende matizar el primero y dar su punto de vista. Espero que os gusten.
1º ¿Cuáles son las consecuencias de la manía?
Personas Que - Trastorno bipolar - ¿Cuáles son las consecuencias de la manÃa?
Por episodio de manía o fase maníaca se entiende aquella exaltación del ánimo o euforia que dura un período indeterminado de tiempo pudiéndose prolongar durante meses e incluso el año si no se pone tratamiento.
Mientras existen síntomas y no se pone tratamiento ni se toman medidas necesarias, pueden suceder muchas cosas perjudiciales para la persona que lo está experimentado así como para su entorno. Nunca podemos olvidarnos de que los síntomas pueden ser muy intensos y que, la gran mayoría de veces, son proseguidos por alteraciones de conducta llamativas.
Los síntomas de un episodio maníaco que pueden generar problemas son:
-Euforia/disforia. Se define euforia como un estado de ánimo elevado. Para que este estado pueda ser catalogado de patológico debe ser duradero, intenso y normalmente sin desencadenante. Por lo general en las fases de manía se alternan estado de euforia con disforia.
La disforia se define como un humor irritable, que se mantiene de forma constante en el tiempo y que es de intensidad moderada. Las personas con humor disfórico están irascibles por casi todo, se enfadan constantemente y tienen reacciones anormales ante situaciones banales. En este estado la persona puede provocar discusiones constantes incluso llegando a las peleas y agresiones físicas y verbales. Es por ello que la prolongación de esta situación durante mucho tiempo puede originar situaciones de peligro y tener consecuencias legales.
-Desinhibición. La desinhibición es la sensación de no tener freno a muchos niveles. Esto, junto con la euforia y la hiperactividad, puede tener consecuencias peligrosas (conducción temeraria, práctica de deportes de riesgo, etc.)
-Insomnio y disminución de la necesidad de sueño. Junto con el aumento de distraibilidad, el insomnio puede producir accidentes graves, ya sea en casa o por la calle. Por supuesto, durante un episodio maniaco se desaconseja la conducción de vehículos, pero cuando alguien está empezando a entrar en esta fase probablemente no tenga capacidad para darse cuenta de que está mal, por lo que es difícil que por sí mismo evite estas situaciones.
-La búsqueda de actividades placenteras. Que puede traer como consecuencia el consumo de alcohol y otras drogas que producirían un empeoramiento progresivo del cuadro, con mayor desorganización.
-Ideas de grandiosidad. Son muy frecuentes las ideas de ser alguien importante y famoso o incluso con algún poder especial o con un conocimiento extraordinario. En sí misma las ideas de grandiosidad no son peligrosas, pero si van acompañada de impulsividad e incapacidad de frenarse, pueden producir ciertos problemas legales. Una persona en este estado, por ejemplo, puede realizar una suplantación de algún personaje público. La idea de tener algún poder especial puede ser peligrosa para la integridad física.
-Realización de gastos excesivos. Este es uno de los síntomas más característicos de un episodio de manía. Si bien por sí solo no tiene entidad suficiente para provocar un diagnóstico, es cierto que es un síntoma bastante habitual. En ocasiones es difícil de distinguir de otros trastornos como las compras compulsivas o la ludopatía. Sin embargo, en estos casos los gastos excesivos se ven en solitario y no van acompañados de otros síntomas. En el caso de la fase maniaca, por el contrario, se le asocia una elevación del ánimo y otros trastornos del pensamiento y de la conducta. Son frecuentes en medio de una de estas fases, las compras excesivas, las inversiones económicas arriesgadas, montar empresas, comprar productos de lujo, pedir créditos e incluso comprar casas. Existen casos de gente que ha llegado a arruinarse o que se ha endeudado de forma importante.
-Conductas sexuales. Durante una fase maniaca es frecuente el aumento del deseo sexual y de la libido con la posibilidad de tener conductas de riesgo a ese nivel. No es infrecuente el embarazo no deseado y el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual.
Por todo lo anterior es importantísimo que, ante los primeros síntomas de manía (sobre todo ante síntomas leves pero muy significativos como es el del insomnio o el aumento de irritabilidad), se pongan en marcha lo más rápido posible las medidas necesarias para detener la crisis. Las consecuencias son impredecibles y pueden tener consecuencias a largo plazo importantes y perjudiciales. Por eso, ante el mínimo síntoma, lo mejor es acudir de urgencia al médico para obtener una observación estrecha y para que, en el caso que fuera necesario, se realizase un ajuste farmacológico.
2º La manía. Consecuencias y mitos.
LA MANÍA. CONSECUENCIAS. MITOS. | Tengo Trastorno Bipolar
Ayer leí detenidamente el artículo “¿Cuáles son las consecuencias de la manía?”de la psiquiatra Laura Mata Iturralde en Personas Que.
¿Lo has leído? Esto que sigue lo extraigo del libro “Tengo trastorno bipolar. Desmitificaciones y anécdotas”:
El objeto de esta entrada es hacer una crítica al académico artículo de Laura Mata Iturralde basándome, precisamente, en ese matiz. No es lo mismo el primer episodio maníaco que los que vienen detrás.
He intentado contar las veces que la psiquiatra repite, en su escrito, las palabras consecuencias, peligrosas, legales… No lo he conseguido. Bien lo sé, no le falta razón cuando de una primera crisis maníaca se trata. Pero vaya, le da un tono alarmista y altamente preocupante al asunto. (Ama, tu tranqui que por aquí todo va bien). Comprendo que es difícil describir los síntomas sin llegar a la generalización. En mi caso, hay síntomas “característicos y frecuentes” que no he vivido, como el gasto excesivo.
Me gustaría dejar claro que, teniendo el diagnóstico o no, padecer todos los síntomas siempre que se tiene un brote maníaco -a pesar de tomar la medicación prescrita escrupulosamente y controlada por los medios establecidos por la psiquiatría actual- es altamente improbable. Me sigo negando a ser un enfermo de manual, a que un diagnóstico y sus síntomas estén por encima de mi carácter y de mi individualidad.
En mi caso, como digo, no es sólo gracias a la medicación. ¿Es debido a que conozco las consecuencias de no poner freno a tiempo (esos frenos de bicicleta para un Fórmula 1…) y padecer ese catálogo de síntomas frecuentes?
Tropiezo muchas veces con la misma piedra. Una periodista me preguntó, afirmó en este vídeo, que tenía que ser una gozada sentirse tan bien. Le contestaba que a lo mejor la primera vez. Hoy puedo matizar muchas cosas, tanto de esas palabras como de las que se pueden leer en el libro y que cito más arriba.
Pasado el momento de negación de la enfermedad y de su diagnóstico. Asumido que tengo que tomar drogas para los restos. Llegado el momento de trabajar conmigo y no contra mí…
Cuando percibo alguno de los síntomas descritos por la doctora Mata y otros que mi experiencia me dice que me estoy subiendo hacia ese estado de euforia…
Estoy convencido de que mi primer pensamiento, al tomar las medidas que consideramos oportunas para mí, no son las consecuencias legales y peligrosas. Son las ganas de evitar el dolor que me producen las consecuencias de esas consecuencias. Algo propio, íntimo. Mi miedo.
Miedo al ingreso, a la hospitalización. Miedo al dolor que puedo provocar en quienes más quiero. Miedo a perderlos por fin y para siempre. Miedo a la decepción que me provoco. Miedo a volver a empezar, a poner el contador a cero. Miedo a no tener ya fuerzas para recoger los pedazos para empezar de nuevo (ese Kipling…). Miedo a quedarme alienado por el arsenal de pastillas. Miedo a las sujeciones físicas, también.
Pero ¿miedo a perder mi fortuna, a autolesionarme, a suicidarme? Que no.
Se podría deducir que una de las principales armas para estar atento y evitar que esos brotes lleguen hasta la psicosis es el miedo. Vale, se podría deducir. Pero no creo que tanto a esos síntomas. ¡Si vienen a ser aliados, ayudantes para ese fin!
Ojalá me sigan dejando darme cuenta de que llevo tantos días durmiendo poco. O de que hablo hasta por los codos. O de que salto a las primeras de cambio “ante situaciones banales”. Ojalá me den ese margen porque así las medidas que se tomen partirán de mí, seré el promotor y no quien asume las consecuencias.Ojalá me den tiempo para tirar de mi catálogo de recursos para paliar esa situación y sus consecuencias. Podré opinar y pedir información sobre la medicina que se me quiera suministrar. Los plazos de recuperación se acortarán, me lo dice la experiencia.
Ojalá me quieras libre.
1º ¿Cuáles son las consecuencias de la manía?
Personas Que - Trastorno bipolar - ¿Cuáles son las consecuencias de la manÃa?
Por episodio de manía o fase maníaca se entiende aquella exaltación del ánimo o euforia que dura un período indeterminado de tiempo pudiéndose prolongar durante meses e incluso el año si no se pone tratamiento.
Mientras existen síntomas y no se pone tratamiento ni se toman medidas necesarias, pueden suceder muchas cosas perjudiciales para la persona que lo está experimentado así como para su entorno. Nunca podemos olvidarnos de que los síntomas pueden ser muy intensos y que, la gran mayoría de veces, son proseguidos por alteraciones de conducta llamativas.
Los síntomas de un episodio maníaco que pueden generar problemas son:
-Euforia/disforia. Se define euforia como un estado de ánimo elevado. Para que este estado pueda ser catalogado de patológico debe ser duradero, intenso y normalmente sin desencadenante. Por lo general en las fases de manía se alternan estado de euforia con disforia.
La disforia se define como un humor irritable, que se mantiene de forma constante en el tiempo y que es de intensidad moderada. Las personas con humor disfórico están irascibles por casi todo, se enfadan constantemente y tienen reacciones anormales ante situaciones banales. En este estado la persona puede provocar discusiones constantes incluso llegando a las peleas y agresiones físicas y verbales. Es por ello que la prolongación de esta situación durante mucho tiempo puede originar situaciones de peligro y tener consecuencias legales.
-Desinhibición. La desinhibición es la sensación de no tener freno a muchos niveles. Esto, junto con la euforia y la hiperactividad, puede tener consecuencias peligrosas (conducción temeraria, práctica de deportes de riesgo, etc.)
-Insomnio y disminución de la necesidad de sueño. Junto con el aumento de distraibilidad, el insomnio puede producir accidentes graves, ya sea en casa o por la calle. Por supuesto, durante un episodio maniaco se desaconseja la conducción de vehículos, pero cuando alguien está empezando a entrar en esta fase probablemente no tenga capacidad para darse cuenta de que está mal, por lo que es difícil que por sí mismo evite estas situaciones.
-La búsqueda de actividades placenteras. Que puede traer como consecuencia el consumo de alcohol y otras drogas que producirían un empeoramiento progresivo del cuadro, con mayor desorganización.
-Ideas de grandiosidad. Son muy frecuentes las ideas de ser alguien importante y famoso o incluso con algún poder especial o con un conocimiento extraordinario. En sí misma las ideas de grandiosidad no son peligrosas, pero si van acompañada de impulsividad e incapacidad de frenarse, pueden producir ciertos problemas legales. Una persona en este estado, por ejemplo, puede realizar una suplantación de algún personaje público. La idea de tener algún poder especial puede ser peligrosa para la integridad física.
-Realización de gastos excesivos. Este es uno de los síntomas más característicos de un episodio de manía. Si bien por sí solo no tiene entidad suficiente para provocar un diagnóstico, es cierto que es un síntoma bastante habitual. En ocasiones es difícil de distinguir de otros trastornos como las compras compulsivas o la ludopatía. Sin embargo, en estos casos los gastos excesivos se ven en solitario y no van acompañados de otros síntomas. En el caso de la fase maniaca, por el contrario, se le asocia una elevación del ánimo y otros trastornos del pensamiento y de la conducta. Son frecuentes en medio de una de estas fases, las compras excesivas, las inversiones económicas arriesgadas, montar empresas, comprar productos de lujo, pedir créditos e incluso comprar casas. Existen casos de gente que ha llegado a arruinarse o que se ha endeudado de forma importante.
-Conductas sexuales. Durante una fase maniaca es frecuente el aumento del deseo sexual y de la libido con la posibilidad de tener conductas de riesgo a ese nivel. No es infrecuente el embarazo no deseado y el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual.
Por todo lo anterior es importantísimo que, ante los primeros síntomas de manía (sobre todo ante síntomas leves pero muy significativos como es el del insomnio o el aumento de irritabilidad), se pongan en marcha lo más rápido posible las medidas necesarias para detener la crisis. Las consecuencias son impredecibles y pueden tener consecuencias a largo plazo importantes y perjudiciales. Por eso, ante el mínimo síntoma, lo mejor es acudir de urgencia al médico para obtener una observación estrecha y para que, en el caso que fuera necesario, se realizase un ajuste farmacológico.
2º La manía. Consecuencias y mitos.
LA MANÍA. CONSECUENCIAS. MITOS. | Tengo Trastorno Bipolar
Ayer leí detenidamente el artículo “¿Cuáles son las consecuencias de la manía?”de la psiquiatra Laura Mata Iturralde en Personas Que.
¿Lo has leído? Esto que sigue lo extraigo del libro “Tengo trastorno bipolar. Desmitificaciones y anécdotas”:
No necesitaba dormir. Hablaba por los codos. Encadenaba pensamientos a toda velocidad. Y todas esas ideas me parecían brillantes y me sentía capaz de defenderlas ante quien fuera. El cliché de que se te dispara la líbido, doy fe, es un hecho: en esos momentos siempre tengo ganas y estoy dispuesto. Me parece que el mundo, la gente, mis amigos, mi familia… van a cámara lenta. Que piensan muy despacio, que no ven las mil posibilidades que nos ofrece cada minuto que pasa. Dormir es una pérdida de tiempo innecesaria, se mire por donde se mire. Físicamente, para hacer deporte o trabajar en plan burro, tenía un aguante inmenso, y encima tenía la sensación de que la precisión era absoluta. Claro que estaba irritable, como para no estarlo, si nadie veía las cosa a la velocidad que yo las veía. Y sí, tenía momentos de bajón, que para mí eran retazos de lucidez, porque atisbaba que se estaba liando una gorda. Ni por el forro era consciente de las consecuencias de mis actos. Cómo iba a serlo, si hacía lo que mejor se podía hacer en cada momento…
Por esos derroteros sigo escribiendo durante unos párrafos más. Además, hago un matiz clave: diferencio el primer brote maníaco, con sus episodios psicóticos, del resto que he me comido.
El objeto de esta entrada es hacer una crítica al académico artículo de Laura Mata Iturralde basándome, precisamente, en ese matiz. No es lo mismo el primer episodio maníaco que los que vienen detrás.
He intentado contar las veces que la psiquiatra repite, en su escrito, las palabras consecuencias, peligrosas, legales… No lo he conseguido. Bien lo sé, no le falta razón cuando de una primera crisis maníaca se trata. Pero vaya, le da un tono alarmista y altamente preocupante al asunto. (Ama, tu tranqui que por aquí todo va bien). Comprendo que es difícil describir los síntomas sin llegar a la generalización. En mi caso, hay síntomas “característicos y frecuentes” que no he vivido, como el gasto excesivo.
Me gustaría dejar claro que, teniendo el diagnóstico o no, padecer todos los síntomas siempre que se tiene un brote maníaco -a pesar de tomar la medicación prescrita escrupulosamente y controlada por los medios establecidos por la psiquiatría actual- es altamente improbable. Me sigo negando a ser un enfermo de manual, a que un diagnóstico y sus síntomas estén por encima de mi carácter y de mi individualidad.
En mi caso, como digo, no es sólo gracias a la medicación. ¿Es debido a que conozco las consecuencias de no poner freno a tiempo (esos frenos de bicicleta para un Fórmula 1…) y padecer ese catálogo de síntomas frecuentes?
Tropiezo muchas veces con la misma piedra. Una periodista me preguntó, afirmó en este vídeo, que tenía que ser una gozada sentirse tan bien. Le contestaba que a lo mejor la primera vez. Hoy puedo matizar muchas cosas, tanto de esas palabras como de las que se pueden leer en el libro y que cito más arriba.
Pasado el momento de negación de la enfermedad y de su diagnóstico. Asumido que tengo que tomar drogas para los restos. Llegado el momento de trabajar conmigo y no contra mí…
Cuando percibo alguno de los síntomas descritos por la doctora Mata y otros que mi experiencia me dice que me estoy subiendo hacia ese estado de euforia…
Estoy convencido de que mi primer pensamiento, al tomar las medidas que consideramos oportunas para mí, no son las consecuencias legales y peligrosas. Son las ganas de evitar el dolor que me producen las consecuencias de esas consecuencias. Algo propio, íntimo. Mi miedo.
Miedo al ingreso, a la hospitalización. Miedo al dolor que puedo provocar en quienes más quiero. Miedo a perderlos por fin y para siempre. Miedo a la decepción que me provoco. Miedo a volver a empezar, a poner el contador a cero. Miedo a no tener ya fuerzas para recoger los pedazos para empezar de nuevo (ese Kipling…). Miedo a quedarme alienado por el arsenal de pastillas. Miedo a las sujeciones físicas, también.
Pero ¿miedo a perder mi fortuna, a autolesionarme, a suicidarme? Que no.
Se podría deducir que una de las principales armas para estar atento y evitar que esos brotes lleguen hasta la psicosis es el miedo. Vale, se podría deducir. Pero no creo que tanto a esos síntomas. ¡Si vienen a ser aliados, ayudantes para ese fin!
Ojalá me sigan dejando darme cuenta de que llevo tantos días durmiendo poco. O de que hablo hasta por los codos. O de que salto a las primeras de cambio “ante situaciones banales”. Ojalá me den ese margen porque así las medidas que se tomen partirán de mí, seré el promotor y no quien asume las consecuencias.Ojalá me den tiempo para tirar de mi catálogo de recursos para paliar esa situación y sus consecuencias. Podré opinar y pedir información sobre la medicina que se me quiera suministrar. Los plazos de recuperación se acortarán, me lo dice la experiencia.
Ojalá me quieras libre.