Linnie-juela
Usuario veterano
Una vez más heme aquí. Estoy en mi clímax emocional.
He tenido un diálogo/discusión y bueno, decir que no sé gestionar mis emociones se sobreentiende.
¿Por qué nunca puedo tener discusiones sin terminar llorando como una caprichosa-llorona-mimada?
¿A alguien más le ha pasado? Necesito con urgencia saber que no soy la única insana que colapsa ipso facto.
Yo de verdad me esfuerzo para no hacerlo, me esfuerzo en demasía para poder comunicar mi sentir, sin embargo siempre termino llorando, llena de mocos y gritando casi que todo, como si de verdad no tuviera un filtro.
¿Cómo es posible que nunca pueda defenderme? A veces trato de expresarme como si mi yo frágil no tuviera voz, me mentalizo como si (esa yo) necesitara quien hablara por ella, en otras ocasiones, trato de llenarme de valor como si la vida de alguien dependiera de mi facilidad de palabra, porque yo nunca dejaría que le hicieran daño a una persona indefensa; cuando siento que ya estoy al límite, trato de expresarlo todo de a pocos... Hasta que... Como una granada sin seguro, exploto en cuestión de segundos, las lágrimas salen a chorros de mi boca, mi razonamiento se estanca, la verborrea sin sentido emana a borbollones y el filtro de la coherencia se rompe.
Ni siquiera para poder expresarme verbalmente sirvo.
De mí siento vergüenza y sobre todo, pena.
He tenido un diálogo/discusión y bueno, decir que no sé gestionar mis emociones se sobreentiende.
¿Por qué nunca puedo tener discusiones sin terminar llorando como una caprichosa-llorona-mimada?
¿A alguien más le ha pasado? Necesito con urgencia saber que no soy la única insana que colapsa ipso facto.
Yo de verdad me esfuerzo para no hacerlo, me esfuerzo en demasía para poder comunicar mi sentir, sin embargo siempre termino llorando, llena de mocos y gritando casi que todo, como si de verdad no tuviera un filtro.
¿Cómo es posible que nunca pueda defenderme? A veces trato de expresarme como si mi yo frágil no tuviera voz, me mentalizo como si (esa yo) necesitara quien hablara por ella, en otras ocasiones, trato de llenarme de valor como si la vida de alguien dependiera de mi facilidad de palabra, porque yo nunca dejaría que le hicieran daño a una persona indefensa; cuando siento que ya estoy al límite, trato de expresarlo todo de a pocos... Hasta que... Como una granada sin seguro, exploto en cuestión de segundos, las lágrimas salen a chorros de mi boca, mi razonamiento se estanca, la verborrea sin sentido emana a borbollones y el filtro de la coherencia se rompe.
Ni siquiera para poder expresarme verbalmente sirvo.
De mí siento vergüenza y sobre todo, pena.