Mikaria
Usuario
Sumérgete. Sumérgete con los pies por delante. Ayúdate de los escalones del techo para avanzar por la cavidad. Aguanta la respiración. Mete la cabeza y confía.
Bien, continua. Hay que saltar. Así, sin cuerda.
"No puedo"
Si puedes, pequeña Alicia.
"De verdad, que no puedo. Ya no confío en mi. Mis pilares han caído de nuevo. Mi cuerpo esta débil...y mis pies, ya no pisan con tanta fuerza"
Esta bien. Subiré a buscarte. Puedes atar una cuerda a mi cintura para apoyarte. Veras que no pasa nada.
"Esta bien, vamos".
Nos lanzamos, nadamos, nos damos la vuelta, observamos, corremos, disfrutamos, llegamos.
Es el final. El agua desaparece a través de los poros de la roca. Por ahí, ya no caben nuestros cuerpos.
Es hora de buscar la salida y volver arriba.
Trepamos, inspeccionamos, probamos cada agujero que encontramos. Nada. Todo esta taponado.
La mente comienza a funcionar. ¿Y si no salimos nunca? Pues que así sea, contesta. Has decidido jugar. Tu decidiste bajar al mundo subterráneo. ¿Seria tan duro si no volvieses? Se acabaría el juego y ya esta. Ya no hay nada que puedas hacer. No me queda aire en los pulmones.
¡Basta ya! Respira. Hay soluciones. Hay personas que saben que estamos aquí y que tienen conocimientos para entrar y para salir. Vendrán a buscarnos. Mientras, busquemos.
Caminamos. Entramos en bucle. Recorremos los mismos pasillos, las mismas cavidades, los mismos riesgos. Comenzamos a perder la esperanza y a asumir que la noche sera dura. Fría, húmeda y oscura. Tenemos que aguantar.
Venga, continuemos. Movámonos hasta que lleguen.
¿Recuerdas aquella pared que vimos al llegar? Si, aquella que parecía sacada de un cuento. Acerquémonos. Hay marcas de dedos en ella. Como si alguien hubiese querido sujetarse a ella mientras algo lo atacaba. Miedo. Es la única señal humana que vemos en mucho tiempo. Tiene que ser por aquí.
Investigamos. Comenzamos a ver flechas marcadas en el suelo. Por favor, que nos lleven a la salida y no a otra pantalla.
Si, parece que el aire comienza a ser diferente. O quizás, es mi subconsciente, que desea salir.
El pasillo comienza a abrirse y...¡no! No puede ser. Estamos en otra sala. Una inmensa sala.
Pero mi intuición, o mis ganas, me dicen que ha de ser por aquí. Continuamos atravesando semejante espacio y
si!
Las enredaderas comienzan a brotar.
Mi cuerpo, comienza a respirar.
Siento ganas de reír y llorar.
Lo hemos logrado
Estamos VIVAS
Bien, continua. Hay que saltar. Así, sin cuerda.
"No puedo"
Si puedes, pequeña Alicia.
"De verdad, que no puedo. Ya no confío en mi. Mis pilares han caído de nuevo. Mi cuerpo esta débil...y mis pies, ya no pisan con tanta fuerza"
Esta bien. Subiré a buscarte. Puedes atar una cuerda a mi cintura para apoyarte. Veras que no pasa nada.
"Esta bien, vamos".
Nos lanzamos, nadamos, nos damos la vuelta, observamos, corremos, disfrutamos, llegamos.
Es el final. El agua desaparece a través de los poros de la roca. Por ahí, ya no caben nuestros cuerpos.
Es hora de buscar la salida y volver arriba.
Trepamos, inspeccionamos, probamos cada agujero que encontramos. Nada. Todo esta taponado.
La mente comienza a funcionar. ¿Y si no salimos nunca? Pues que así sea, contesta. Has decidido jugar. Tu decidiste bajar al mundo subterráneo. ¿Seria tan duro si no volvieses? Se acabaría el juego y ya esta. Ya no hay nada que puedas hacer. No me queda aire en los pulmones.
¡Basta ya! Respira. Hay soluciones. Hay personas que saben que estamos aquí y que tienen conocimientos para entrar y para salir. Vendrán a buscarnos. Mientras, busquemos.
Caminamos. Entramos en bucle. Recorremos los mismos pasillos, las mismas cavidades, los mismos riesgos. Comenzamos a perder la esperanza y a asumir que la noche sera dura. Fría, húmeda y oscura. Tenemos que aguantar.
Venga, continuemos. Movámonos hasta que lleguen.
¿Recuerdas aquella pared que vimos al llegar? Si, aquella que parecía sacada de un cuento. Acerquémonos. Hay marcas de dedos en ella. Como si alguien hubiese querido sujetarse a ella mientras algo lo atacaba. Miedo. Es la única señal humana que vemos en mucho tiempo. Tiene que ser por aquí.
Investigamos. Comenzamos a ver flechas marcadas en el suelo. Por favor, que nos lleven a la salida y no a otra pantalla.
Si, parece que el aire comienza a ser diferente. O quizás, es mi subconsciente, que desea salir.
El pasillo comienza a abrirse y...¡no! No puede ser. Estamos en otra sala. Una inmensa sala.
Pero mi intuición, o mis ganas, me dicen que ha de ser por aquí. Continuamos atravesando semejante espacio y
si!
Las enredaderas comienzan a brotar.
Mi cuerpo, comienza a respirar.
Siento ganas de reír y llorar.
Lo hemos logrado
Estamos VIVAS