La pérdida de memoria por depresión es una evidencia. El cerebro deprimido nos desconecta de la realidad para alejarnos como un barco que va a la deriva. Nos arrastra en su tormenta neuroquímica, nos encierra en una cueva donde el mundo exterior se vuelve trémulo e indefinido, donde cuesta mantener la concentración, recordar, reaccionar, pensar, atender…
Cuando hablamos de depresión, visualizamos casi al instante a una persona tumbada en el sofá o en su cama con las persianas bajadas. Relacionamos este trastorno psicológico con quietud, abatimiento e indefensión. Sin embargo, la depresión en muchos casos es “portátil”, son miles las personas que se enfrentan cada día a sus responsabilidades cotidianas con esa herida invisible...